“Mi reino no es de aquí. Si mi reino fuera de aquí mis guardias me hubieran defendido”, le responde Jesús a Pilato, que antes de abandonarlo en manos de los verdugos para que lo ejecuten a muerte le preguntó: “¿vos sos rey?”.
“Mi reino no es de aquí. Si mi reino fuera de aquí mis guardias me hubieran
defendido”. En el padrenuestro repetimos: “venga a nosotros tu reino”. Vos y yo
¿pensamos alguna vez lo que significa?
Quiere decir, por lo menos, que hay otro reino distinto de estos de aquí
infectados de violencia, gobernados por el pensamiento único, por dictadores
que adoran el poder del dios dinero, los traficantes de armas, más los
desesperados y fanáticos, que sumergen al mundo en una III guerra mundial a
pedazos, mientras muchos seguimos en la burbuja blindada de la indiferencia.
¿Qué pensás y sentís?, o ¿estás anestesiado?
Después de responder a Pilato que su reino no es de aquí, Jesús habla de la
verdad. Es que sin guardias armados, ni soldados, ni policías, el Reino de Jesús
tiene sin embargo la más poderosa defensa y el arma más potente: la verdad del
amor paciente y humilde de Jesús que las sombras de muerte del odio y la
mentira; ni la ambición del poder que da el dinero podrán vencer jamás.
Dijo Francisco el domingo 15 de noviembre de 2015: “El triunfo de Jesús al
final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el
sacrificio de sí mismo por amor del próximo, es el único poder victorioso y el
único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo".
Vos y yo ¿nos escudamos en el poder de Cristo o estamos con Pilato y los
reinos de acá que él representa?
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita
Guillermo Ortiz
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