Francisco "mantiene silencio,
escucha y toma notas constantemente", afirma un sinodal español
"La discusión está siendo muy serena, sincera y en un clima
inmejorable. Ahora empieza el momento crucial. Este
lunes votaremos las conclusiones de los círculos menores". Uno
de los sinodales españoles relata a Religión Digital sus impresiones, pocos
días antes de que concluya el Sínodo de la Familia.
Según asegura, hasta el momento existe unconsenso "que raya en
unanimidad" en torno a la mayoría de cuestiones,
especialmente en lo relativo a un cambio de lenguaje y a promover el ejemplo de
la familia tradicional como válido para la sociedad actual. En cuanto a los temas más polémicos, como la comunión a los
divorciados vueltos a casar, la acogida a los homosexuales o el reconocimiento
de aspectos positivos en las relaciones estables no matrimoniales, este sinodal
confiesa que "hay dos grupos claramente diferenciados,
opuestos y definidos, y una mayoría, en medio, sin decantarse".
Lo que sí parece claro es que el Papa Francisco, "que no se pronuncia
en la sala, sino que mantiene un prudente silencio, y escucha y toma notas constantemente", aboga por una apertura
lo más consensuada posible. Tal vez por ello no ha aclarado si habrá o no un
documento final, pues "quiere que todos nos pronunciemos en total
libertad, sin temor a que las posturas minoritarias puedan sentirse
desplazadas. Este Papa quiere rotundamente la comunión: no
va a romper la Iglesia".
Las palabras de este padre sinodal coinciden con las recabadas desde otros
ámbitos. Así, la idea que empieza a emerger sería favorecer "el
acompañamiento personalizado" hacia el matrimonio y una mayor flexibilidad ante quienes no observan un estilo de vida
acorde con las enseñanzas de la Iglesia, sin alterar los dogmas,
informan las agencias.
De esta forma, se podría llegar a un compromiso entre la mayoría de
obispos, que abogan por un cambio moderado, sin radicalismos.
Un consenso semejante significaría que mientras el matrimonio seguiría
siendo entre un hombre y una mujer de por vida, cada
obispo podría, por ejemplo, decidir si un divorciado de su comunidad que se ha
vuelto a casar tiene derecho a la comunión.
Francisco lo reafirmó el sábado: "No es apropiado que el papa ocupe el
lugar de los obispos para solucionar los problemas a los que hacen frente en su
diócesis". Al contrario, la Iglesia debe avanzar hacia "una sana
descentralización", dijo.
Sin aprobar su modo de vida, el pontífice ha expresado en muchas ocasiones
su respeto por los divorciados, las mujeres que abortaron, las madres solteras
o los homosexuales.
La Iglesia se "traicionaría" a sí misma si cerrara sus puertas a
"quien llama para pedir ayuda y apoyo", dijo el papa en la apertura
del sínodo.
Sin embargo, algunos expertos advierten que el papa no irá
muy lejos.
"El papa podría avanzar rápidamente solo, pero no quiere", dijo
Gian Guido Vecchi, vaticanista del Corriere della Sera. "La Iglesia necesita tiempo para cambiar".
Después del sínodo, el papa podría solicitar a grupos de expertos que
continúen trabajando en temas sensibles.
"El pontífice no quiere bajo ningún concepto dividir la Iglesia",
confirma Ignazio Ingrao, experto religioso de la revista Panorama.
"Hay un consenso en el 90% de los temas. En el último 10%, el papa
trata de ver si es posible un acuerdo. Si no, no lo forzará", prevé
Ingrao.
Jesús Bustamante
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