Las escuelas
cristianas que funcionan en el territorio de Israel están llevando a cabo desde
hace dos semanas una huelga general para protestar contra las políticas
discriminatorias aplicadas por el gobierno israelí contra ellas, informó la
agencia Fides.
Los patriarcas
y jefes de las 13 iglesias cristianas en Jerusalén emitieron un comunicado en
el que manifiestan que la lucha de las instituciones educativas cristianas que
desde el inicio del año escolar aún no han abierto las escuelas a sus
estudiantes para protestar por el recorte de los fondos estatales dispuesto por
el gobierno israelí, es una batalla para defender la educación, “derecho humano
fundamental que no se debe negar a ningún joven”.
“Nos duele
-dicen los líderes cristianos en el comunicado- ver a 33.000 estudiantes de
todos los credos y confesiones que se quedan fuera de las clases”, mientras que
cientos de profesores y empleados pasan sus días de movilización en las
escuelas vacías.
La declaración
señala que la batalla de la justicia contra la discriminación de las escuelas
cristianas comenzó hace dos años, cuando el gobierno impuso severos recortes
presupuestarios que llevaron a muchas escuelas cristianas a una situación de
déficit financiero y las soluciones propuestas por el Ministerio israelí para
salir de la crisis son definidas como poco realistas o incluso peyorativas.
“Durante
cientos de años -dice el comunicado- nuestras escuelas han ofrecido una
educación de alto nivel. Nuestro compromiso al servicio de la educación y la
promoción de nuestra sociedad se basa en nuestra propia misión y nuestra
visión”.
El comunicado
pide al Ministerio de Educación y al Gobierno de Israel que ponga en marcha
medidas que conduzcan a la suspensión inmediata de la huelga, respondiendo a
las demandas justas y nada pretenciosas de las escuelas cristianas. Los
Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén esperan que esta historia
termine con la restauración plena de los derechos y del respeto debido a las
escuelas cristianas”, para que puedan continuar su misión educativa, para la
gloria de Dios y al servicio de la humanidad”.
En la base de
la protesta están las limitaciones presupuestarias impuestas por el gobierno
israelí, que ponen en peligro la supervivencia misma de las instituciones
educativas dirigidas por las Iglesias y comunidades cristianas en Israel. En
pocos años, las subvenciones del gobierno a las escuelas cristianas
disminuyeron en más del 45%, obligando a las instituciones a aumentar los
gastos de escolaridad abonados por las familias, que con frecuencia tienen
ingresos por debajo del promedio nacional.
A las 47
escuelas cristianas en Israel asisten 33.000 estudiantes (de los cuales sólo la
mitad son bautizados) y dan trabajo a 3.000 profesores. Los subsidios
estatales, que hasta hace unos años cubrían el 65% de los honorarios, se
redujeron drásticamente y ahora ni siquiera cubren el 30% de los gastos de
gestión.
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