lunes, 17 de agosto de 2015

Teresa, como la piedra imán


«Me afirma quien la conoció muchos días, que nadie la conversó que no se perdiese por ella; y que, niña y doncella, seglar y monja, reformada y antes que se reformase, fue con cuantos la veían como la piedra imán con el hierro; que el aseo y buen parecer de su persona, y la discreción de su habla, y la suavidad templada con honestidad de su trato, la hermoseaban de manera que el profano y el santo, el distraído y el de reformadas costumbres, los de más y los de menos edad, sin salir ella en nada de lo que debía a sí misma, quedaban como presos y cautivos de ella, pues en estos naturales, como en tierra fértil y sazonada, prendió luego con firmes y hondas raíces la gracia que recibió en el bautismo, de manera que en los primeros años de su niñez dio claras muestras de lo que después pareció en ella».

Fray Luis de León

Fuente: Blog de las carmelitas descalzas de Puzol.


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