miércoles, 26 de agosto de 2015

Señor, tú me sondeas y me conoces.

Sal 138, 7-8. 9-10. 11-12ab 

Señor, tú me sondeas y me conoces.
¿Adónde iré lejos de tu aliento, 
adónde escaparé de tu mirada? 
Si escalo el cielo, allí estás tú; 
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.
Señor, tú me sondeas y me conoces
Si vuelo hasta el margen de la aurora, 
si emigro hasta el confín del mar, 
allí me alcanzará tu izquierda, 
me agarrará tu derecha.
Señor, tú me sondeas y me conoces
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra, 
que la luz se haga noche en torno a mi»,
ni la tiniebla es oscura para ti, 
la noche es clara como el día.

Señor, tú me sondeas y me conoces

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