lunes, 23 de febrero de 2015

Decálogo Cuaresmal del Papa Francisco

1.– El itinerario cuaresmal de cuarenta días que nos conducirá al Triduo pascual, memoria de la pasión, muerte y resurrección del Señor, corazón del misterio de nuestra salvación.

2.- La Cuaresma nos prepara para este momento tan importante, por ello es un tiempo «fuerte», un momento decisivo que puede favorecer en cada uno de nosotros el cambio, la conversión.

3.- Todos nosotros necesitamos mejorar, cambiar para mejor. La Cuaresma nos ayuda y así salimos de las costumbres cansadas y de la negligente adicción al mal que nos acecha.

4.- La consciencia de las maravillas que el Señor actuó para nuestra salvación dispone nuestra mente y nuestro corazón a una actitud de gratitud hacia Dios, por lo que Él nos ha dona-do, por todo lo que realiza en favor de su pueblo y de toda la humanidad.

5.- De aquí parte nuestra con-versión: la respuesta agradecida al misterio estupendo del amor de Dios. Cuando vemos este amor que Dios tiene por nosotros, sentimos ganas de acercar-nos a Él: esto es la conversión.

7.- La Cuaresma llega a nosotros como tiempo providencial para cambiar de rumbo, para recuperar la capacidad de reaccionar ante la realidad del mal que siempre nos desafía.

8.- Acción de gracias a Dios por el misterio de su amor crucificado; fe auténtica, conversión y apertura del corazón a los hermanos: son elementos esenciales para vivir el tiempo de Cuaresma.

9.- La Cuaresma es para vivirla como tiempo de conversión, de renovación personal y comunitaria mediante el acercamiento a Dios y la adhesión confiada al Evangelio. De este modo nos permite también mirar con ojos nuevos a los hermanos y sus necesidades.


10.– La Cuaresma es un momento favorable para convertirse al amor a Dios y al prójimo; un amor que sepa hacer propia la actitud de gratuidad y de misericordia del Señor, que «se hizo pobre para enrique-cernos con su pobreza». 

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