El
Papa Francisco saluda cordialmente en un mensaje a los jóvenes participantes en
el Congreso Nacional organizado por la Conferencia Episcopal Italiana en la
ciudad de Salerno, que comenzó ayer y concluirá mañana, sobre el tema: “En la
precariedad, la esperanza”.
Tal como el
Pontífice escribe en su mensaje, fechado el pasado 16 de octubre, la finalidad
de estas jornadas de reflexión es la de ofrecer perspectivas de esperanza,
especialmente a las jóvenes generaciones, en un tiempo marcado por la
incertidumbre y por grandes cambios.
Francisco les
recuerda que en las visitas que ha realizado en Italia, así como en sus
encuentros con diversas personas, ha podido tocar con sus manos la situación de
tantos jóvenes desempleados o precarios. Y afirma que esto, no es sólo un
problema económico, sino que es “un problema de dignidad”. “¡Donde falta la
dignidad, la experiencia de la dignidad de llevar a casa el pan! Y
lamentablemente en Italia, añade el Papa, son tantos los jóvenes sin trabajo.
Francisco escribe
asimismo que trabajar quiere decir “¡poder proyectar el propio futuro, decidir
formar una familia!”. De ahí que afirme que, “verdaderamente se tiene la
sensación de que el momento que estamos viviendo represente la pasión de los
jóvenes”. Porque como añade, “es fuerte la cultura del descarte”; donde todo lo
que no sirve al beneficio es descartado.
“Se descartan a los
jóvenes, escribe el Santo Padre, porque no tienen trabajo. Pero así se descarta
el futuro de un pueblo, porque los jóvenes representan el futuro de un pueblo”.
Y nosotros debemos decir “no” a esta “cultura del descarte”.
Ésta es la “precariedad”, escribe asimismo el Papa. Pero después hay otra palabra: esperanza. Y se pregunta ¿cómo hacer para no dejarse robar la esperanza en las “arenas movedizas” de la precariedad? Con la fuerza del Evangelio, es su respuesta. Puesto que el Evangelio es fuente de esperanza, porque viene de Dios, porque viene de Jesucristo que se ha hecho solidario con todas nuestras precariedades.
Ésta es la “precariedad”, escribe asimismo el Papa. Pero después hay otra palabra: esperanza. Y se pregunta ¿cómo hacer para no dejarse robar la esperanza en las “arenas movedizas” de la precariedad? Con la fuerza del Evangelio, es su respuesta. Puesto que el Evangelio es fuente de esperanza, porque viene de Dios, porque viene de Jesucristo que se ha hecho solidario con todas nuestras precariedades.
El Santo Padre les
recuerda que son jóvenes que pertenecen a la Iglesia, y por esta razón tienen
el don y la responsabilidad de poner la fuerza del Evangelio en esta situación
social y cultural. ¿Y qué hace el Evangelio?, se pregunta. El Evangelio,
escribe el Pontífice, genera atención al otro, cultura del encuentro y
solidaridad. De modo que con la fuerza del Evangelio, les escribe, serán
testigos de esperanza en la precariedad.
Francisco concluye deseando que el Señor bendiga los trabajos de su Congreso y les pide que recen por él, mientras también él rezará por todos ellos.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
Francisco concluye deseando que el Señor bendiga los trabajos de su Congreso y les pide que recen por él, mientras también él rezará por todos ellos.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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