Decir que una oveja ha enfermado quiere significar que su
corazón es débil de tal manera que puede ceder ante las tentaciones en cuanto
sobrevengan y la sorprendan desprevenida. El pastor negligente, cuando recibe
en la fe a alguna de estas ovejas débiles, no le dice: Hijo mío, cuando te
acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme,
sé valiente. Porque quien dice tales cosas, ya está confortando al débil, ya
está fortaleciéndole, de forma que, al abrazar la fe, dejará de esperar en las
prosperidades de este siglo. Ya que, si se le induce a esperar en la
prosperidad, esta misma prosperidad será la que le corrompa; y, cuando
sobrevengan las adversidades, lo derribarán y hasta acabarán con él.
Así, pues, el que de esa manera lo edifica, no lo edifica
sobre piedra, sino sobre arena. Y la roca era Cristo. Los cristianos tienen que
imitar los sufrimientos de Cristo, y no tratar de alcanzar los placeres. Se
conforta a un pusilánime cuando se le dice: "Aguarda las tentaciones de
este siglo, que de todas ellas te librará el Señor, si tu corazón no se aparta
lejos de él. Porque precisamente para fortalecer tu corazón vino él a sufrir,
vino él a morir, a ser escupido y coronado de espinas, a escuchar oprobios, a
ser, por último, clavado en una cruz. Todo esto lo hizo él por ti, mientras que
tú no has sido capaz de hacer nada, no ya por él, sino por ti mismo."
Del
sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores
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