El Papa viajó ayer a
Tirana, capital de Albania, tierra de la Madre Teresa de Calcuta. Fue un viaje
corto pero intenso.
Uno de los momentos más
emotivos fue la celebración de las Vísperas en la catedral de San Pablo, con
los sacerdotes, religiosos, seminaristas y movimientos laicos. El Papa quedó
visiblemente conmovido por el testimonio de un sacerdote y una religiosa que vivieron la persecución comunista.
Don
Ernest narró sus 18 años de prisión bajo el régimen comunista ateo, las
torturas, los 10 años de trabajos forzados. Sor María dijo: "No sé cómo
conseguimos soportar tanto, pero Dios nos dió fuerza, paciencia y esperanza".
El Papa dejó de lado el discurso que tenía preparado y habló desde el corazón:
“En estos dos meses me he preparado para esta visita leyendo la historia de la Iglesia en Albania y para mí fue una sorpresa, yo no sabía que este pueblo había sufrido tanto. Después, hoy en el camino del aeropuerto con todas las fotografías de los mártires, pensé: Se ve que este pueblo todavía tiene memoria de sus mártires.
Es un
pueblo de mártires, y hoy al inicio de esta celebración hablé con dos. Lo que
yo les puedo decir es lo que ellos mismos dijeron con sus palabras sencillas,
pero de cosas tan dolorosas. Y podemos preguntarles a ellos cómo hicieron para
sobrevivir a tanta tribulación. Sin duda ellos nos dirán esto que hemos oído en
la segunda lectura: ‘Dios es Padre misericordioso y Dios de todo consuelo’. Con
esta sencillez han sufrido mucho físicamente, psíquicamente, con la angustia de
no saber si los fusilarían o no”.
“Pienso en Pedro encadenado. Toda la Iglesia rezaba por él. Y el Señor consoló a Pedro y a los mártires y a estos dos que hoy escuchamos. El pueblo de Dios, las viejitas santas y las monjas de clausura que rezaban por ellos. Este es el misterio de la Iglesia: Dios consuela a su pueblo de manera escondida, en la intimidad del corazón da fortaleza”.
“Pienso en Pedro encadenado. Toda la Iglesia rezaba por él. Y el Señor consoló a Pedro y a los mártires y a estos dos que hoy escuchamos. El pueblo de Dios, las viejitas santas y las monjas de clausura que rezaban por ellos. Este es el misterio de la Iglesia: Dios consuela a su pueblo de manera escondida, en la intimidad del corazón da fortaleza”.
“Ellos
no se vanaglorian de lo que han vivido –explicó el Sucesor de Pedro hablando de
los testimonios escuchados- porque ha sido el Señor quien los ha llevado
adelante. Pero ellos nos dicen algo a nosotros, que hemos sido llamados por el
Señor para seguirlo de cerca: ‘Hay de nosotros si buscamos otro consuelo. Hay
de aquellos religiosos, que buscan consolación lejos del Señor’. Si buscas el
consuelo en otra parte no serás feliz y no podrás consolar a ninguno".
“Sea bendito Dios padre de toda consolación que nos consuela en todas nuestra tribulaciones”, insistió e Pontífice. "Que podamos consolar con el consuelo con el que Dios nos ha consolado, como hicieron estos dos testigos, que nos hicieron un servicio. Aunque seamos pecadores, como ellos dicen: somos pecadores pero el Señor ha estado con nosotros.”
“Sea bendito Dios padre de toda consolación que nos consuela en todas nuestra tribulaciones”, insistió e Pontífice. "Que podamos consolar con el consuelo con el que Dios nos ha consolado, como hicieron estos dos testigos, que nos hicieron un servicio. Aunque seamos pecadores, como ellos dicen: somos pecadores pero el Señor ha estado con nosotros.”
Y el Papa Francisco concluyó: “Perdonen si los
uso como ejemplo. Pero todos debemos darnos ejemplo unos a otros. Hoy hemos
tocado a los mártires.”
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