Me parece tan actual el relato de Elías que leemos en la primera lectura de hoy... vino un huracán con un fuerte viento... luego un terremoto... luego un fuego... pero el Señor no estaba en ninguno de ellos... al final vino una brisa tenue y allí Elías encontró al Señor... la misma enseñanza la encontramos en el Evangelio... Jesús que se aparta solo al monte, para orar en el silencio de la noche...
No confundamos la emociones con la presencia de Dios... las emociones nos excitan los sentidos y nos hacen sentir “bonito”... pero a ÉL se le descubre en el silencio... silencio exterior y silencio interior... donde lo único que se escucha es la Voz de Dios hablándole a nuestro corazón...
Fuente: Tengo sed de Ti
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