Cuando no ves ni sientes a Dios... dirígete a Él
Abbá: te has escondido en la
oscuridad que yace tras tu luz. La sonrisa de tu Hijo se desvanece de mi
memoria y el viento de tu Espíritu es ahora una leve brisa que apenas siento.
Todo lo que me queda es materia y forma, íconos y palabra. Mi alma se siente
como el invierno que veo más allá de mi ventana. Mi corazón se encuentra en ese
invierno.
Abbá, todavía creo en ti. Todavía combato contigo aunque sé que perderé; combatiré para entrar en tu reinado según tu Hijo me dijo. Envía tu Espíritu y derrite el invierno de mi alma hacia una nueva primavera.
Abbá, todavía creo en ti. Todavía combato contigo aunque sé que perderé; combatiré para entrar en tu reinado según tu Hijo me dijo. Envía tu Espíritu y derrite el invierno de mi alma hacia una nueva primavera.
Te lo pido, Abbá, en el dulce nombre de tu Hijo Jesús. Amén.
De Aleteia
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