San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador y Jesús le llamó a seguirle y nada menos que para ser uno de sus apóstoles. ¡ Qué vería Mateo en Jesús , que le siguió inmediatamente!
También Jesús nos llama a cada uno de nosotros, nos llama con cariño, con delicadeza, con todo su amor y ¡cuánta paciencia!. Nosotros a veces le decimos, sí, pero tardamos, nos cuesta desprendernos de nuestro pecado. Otras veces respondemos entusiasmados, pero, ¡es tan dícil!
En algunas ocasiones todo está en contra nuestra, nuestros compañeros , nuestros amigos. No nos entienden, no quieren comprender. Pero ahí está Jesús, a nuestro lado siempre, acompañándonos y dándonos fuerzas para que le sigamos.
Pidamos al Señor que nos ayude en nuestro camino.
H de Carmen
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