viernes, 30 de abril de 2010

Heridas que ahogan el alma

Este artículo del P. Fernando Pascual junto con las palabras de un sacerdote de la parroquia me han ayudado mucho. Quiero compartirlo con vosotros.


Los golpes de la vida dejan heridas. Algunas, gracias a Dios, cicatrizan con cierta velocidad. Otras tardan en cerrarse. Otras siguen abiertas por semanas, meses, incluso años.

Las heridas del corazón tienen un comportamiento parecido. Una ofensa, una traición, un desengaño, un fracaso, pueden hacernos daño durante un tiempo breve, pero sin dejar grandes huellas en la propia vida. Otras veces tardan más tiempo, pero al final cicatrizan. Pero existen heridas del alma que sangran durante un tiempo largo, muy largo, casi asfixiante.

Esas heridas ahogan el corazón y lo sumergen en depresiones intensas, en miedos que aturden, en odios que destruyen, en sospechas hacia todos y hacia todo, en desesperanza, en agonía interior.

Es casi imposible evitar los malos momentos, los golpes fuertes en el camino de la vida. Pero es importante saber afrontarlos con un corazón sano y con un realismo sereno. Sobre todo, con la esperanza puesta en Dios.

En el mundo no todos son buenos, pero tampoco todos son malos. No todas mis decisiones llevan a buenos resultados, pero no todas están condenadas al fracaso. Entre mis amigos no todos son fieles y sinceros, pero gracias a Dios no son todos traidores y miserables.

Las heridas forman parte de la vida, constituyen un ingrediente inevitable entre quienes emprenden un camino. A veces, porque uno mismo es torpe y no supo prever dónde estaba el peligro. Otras veces, porque los otros, con o sin culpa, obstruyen nuestra vida, provocan heridas en el cuerpo o en el alma, cortan nuestros mejores sueños o también (gracias a Dios) impiden que llevemos a cabo planes absurdos.

No puedo permitir que esas heridas paralicen mi alma. Tengo entre mis manos mil horizontes que se harán realidad si empiezo a dar un nuevo paso. Hay ojos y corazones amigos que piden, que suplican, que me levante de mi pena, que deje mis angustias, que supera ofensas, que pida perdón a Dios y a quien he dañado de algún modo, que ponga en marcha mi inteligencia y mi voluntad para conquistar metas buenas.

Hoy es un día en el que mi corazón puede recibir una terapia profunda, intensa, desde las manos de un Dios que no dejará nunca de amarme, porque soy obra de sus manos. Basta simplemente que le dé permiso para que limpie, para que cosa, para que le deje hablar en lo más íntimo del alma, para que consuele mi dolor, para que perdone mi pecado, y para que me lleve, suavemente, a perdonar a todo aquel que me haya provocado alguna herida en este camino misterioso del existir humano.

MEMM

Frases de Santa Catalina de Siena para pensar

Quien posee el amor de Dios, encuentra en ello tanta alegría que cualquier amargura se transforma en dulzura, y todo gran peso se vuelve ligero.

Dios es amor; el que está en el amor habita en Dios y Dios habita en él.

Viviendo en Dios, por tanto, no se puede tener amargura alguna, porque ¡Dios es delicia, dulzura y alegrías infinitas!

¡Es esta la razón por la que los amigos de Dios son siempre felices! Aun enfermos, indigentes, afligidos, atribulados, perseguidos, nosotros estamos alegres.

Abraza a Jesús crucificado, amante y amado, y en él encontrarás la vida verdadera, porque es Dios que se ha hecho hombre. ¡Ardan tu corazón y tu alma por el fuego de amor obtenido de Jesús clavado en la cruz!.

Debes, entonces, transformarte en amor, mirando al amor de Dios, que tanto te ha amado, no porque tuviera ninguna obligación, sino por pura donación, empujado sólo por su inefable amor.

martes, 27 de abril de 2010

Escuchar al Señor

En tan sólo cinco palabras se manifiesta claramente el sentido profundo de la relación del alma con Cristo: escuchar la voz del Señor.

La intimidad con Cristo, la oración, no consiste en elaborar ingeniosos y elegantes discursos o en hacer elevadas reflexiones espirituales. Ni siquiera se trata de enunciar muchos ruegos o peticiones. Se trata más bien de hacer silencio en lo íntimo del alma. Recoger el alma dentro de sí...

Escuchar la voz del Señor. He aquí la mejor parte. Aquel tesoro escondido por el cual bien valdría la pena sacrificar todos los halagos y vanidades del mundo. Pero para alcanzar este tesoro es preciso aprender a huir de todas las voces que no sean las del Buen Pastor. Saber escapar, (como un ladrón), de la frivolidad de la imaginación, de la disipación de los sentidos, de la irreflexión y la charlatenería.

Amar el silencio y la soledad como el precioso santuario de nuestra unión con Dios, el lugar de la paz y la serenidad del alma y del encuentro profundo con nosotros mismos.

Ya en una ocasión, durante la Transfiguración, la voz del Padre desde la luminosa nube nos decía: “Este es mi Hijo Amado, en quien me complazco. Escuchadle”. Ahora es Cristo mismo, nuestro pastor, quien nos invita a sentarnos junto a sus pies, con la docilidad y mansedumbre de un cordero y escuchar su palabra.
JG Delgado

lunes, 26 de abril de 2010

Benedicto XVI presenta a San Isidoro de Sevilla


Paseando por la Web me he encontrado con un artículo de Zenit en que nuestro Papa comentaba frases de San Isidoro, os dejo las que más me han impresionado, espero que os ayuden:
" El Salvador Jesús nos ofreció el ejemplo de la vida activa, cuando durante el día se dedicaba a ofrecer signos y milagros en la ciudad, pero mostró la vida contemplativa cuando se retiraba a la montaña y pasaba la noche dedicado a la oración"
"Por este motivo, el siervo de Dios, imitando a Cristo, debe dedicarse a la contemplación, sin negarse a la vida activa. Comportarse de otra manera no sería justo. De hecho, así como hay que amar a Dios con la contemplación, también hay que amar al prójimo con la acción. Es imposible, por tanto, vivir sin una u otra forma de vida, ni es posible amar si no se hace la experiencia tanto de una como de otra"
Así que como ya sabíamos, hay que amar a Dios con todas nuestras fuerzas, pero hay también que amar al prójimo, y no solo de palabra, de acción, con obras. Dándonos a los demás, con la ayuda del Espíritu Santo, ya que el hombre solo nada puede.
Recemos entonces para Amar y ser Amados.
MEMM

Un correo de ánimo de Jeacqueline

Sigan adelante, es una ayuda muy benefica para el espiritu, jackie.


Muchas gracias, amiga, si ayudamos a una persona, ya nos sentimos satisfechos.
Un abrazo
Postmaster de la parroquia Nuestra Señora de Europa.

jueves, 22 de abril de 2010

Ayuda para cuando se está cansado o deprimido

Vengan a mi todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo, y aprendan de mi, que soy sencillo y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus vidas. Por que mi yugo es suave y mi carga es ligera. Mateo, 11, 28-30


Es fácil abandonarse en el amor de Jesús, ¡qué paz sentimos en su presencia!. En realidad en esos momentos de intimidad con Él, parece que el Universo se pare, que solo existamos Él, nosotros y el Amor.
Pero hay que volver a la vida diaria con sus problemas habituales y ¡qué difícil es entonces aprender a ser sencillo y humilde de corazón como Jesús!
Entonces hay que confiar en Él con todas nuestras fuerzas y rezar, rezar y suplicar. La fuerza nos viene de Dios y no podemos dejarnos abatir por la tristeza.
"No te abandones a la tristeza, ni te atormentes con tus pensamientos. La alegría de corazón es vida para el hombre, y la felicidad le alarga los días. Distrae tu alma y consuela tu corazón, aparta de ti la tristeza; pues la tristeza ha perdido a muchos, de ella no se saca ningún provecho. Envidia y malhumor acortan los días" Eclesiástico 30, 21-24
Hay que confiar en el consuelo que viene del Señor.
"Yo cambiaré su duelo en risas, los consolaré y transformaré en alegría su dolor"
Jeremías 31, 13
H de Carmen

martes, 20 de abril de 2010

¿Me amas?



El Señor le preguntó a Pedro hasta tres veces si le amaba. Pedro se entristeció al recordar sus tres negaciones. Pero Jesús, que conocía muy bien a Pedro, le dijo: "Apacienta mis corderos","Apacienta mis ovejas". Y cuando le preguntó: ¿me amas más que estos?, ya solo se atrevió a decir, Señor tu sabes que te amo.

¿Cuántas veces hemos negado nosostros al Señor?. Seguro que no se pueden contar, sin embargo Jesús siempre esta ahí, amándonos y preguntándonos: ¿me amas?

Las palabras de Jesús antes de subir al cielo fueron definitivas: ¿Me amas?. Él necesita que Le amemos como nosotros necesitamos Su amor, y desde luego ese amor hay que demostrarlo tal y como Él mismo nos pide, y si nos lo pide El Rey de Reyes, cuanto más nosotros que somos débiles necesitaremos de ese amor.

¡Qué suerte tenemos los cristianos!. cuando todo falla, cuando parece que estamos solos y todo se nos desmorona, Él está con nosotros amándonos y acompañándonos en nuestra tristeza. Pero sobre todo amándonos y diciéndonos: ¿Me amas?.
Hay que recordar siempre: No estamos solos, Él está ahí amándonos. Y debemos ser felices con su Amor.
MEMM

domingo, 18 de abril de 2010

Muchas gracias a los sacerdotes. María

He leído con especial atención el ultimo articulo publicado en el blog,y bueno no se si será digno de publicarse pero aquí­ va mi gratitud a los sacerdotes que han pasado por mi vida,creo que tal vez sea el momento de que cada uno en su pequeño espacio reivindique la figura de los sacerdotes,tal vez es hora de dar las gracias a unas personas que dedican su vida a Dios, pero que si analizamos nuestras vidas y su presencia en ella a quien dedican sus vidas también es a nosotros, tal vez nuestros pequeños testimonios puedan ayudar a poner las cosas en su sitio, tal vez en vez de mirar para otro lado, todos tendrí­amos que ser un poco soldados de Cristo y dando nuestro testimonio demostrar la verdad, que unos pocos no representan a todos, tal vez es hora de hacer algo nosotros los que vamos los domingos a misa,los que buscamos un sacerdote para las bodas y para los entierros, los que cuando nos interesa les sonreímos ¿Cuántas cosas buenas podemos contar?

¿Y POR QUE NOLO HACEMOS? CONTEMOS TODO LO BUENO QUE HAN DEJADO EN NUESTRAS VIDAS LOS SACERDOTES Y DEMOS GRACIAS POR ELLO.Gracias al sacerdote que me bautizo, me acompañó en mi infancia y me dio la primera comunión, siempre le recuerdo con mucho cariño ,y pienso cuanto le hubiese gustado casarme, pero ya no pudo ser,se encontraba en un lugar mejor, sin duda.Recuerdo con infinita ternura su cara de alegrí­a cuando corrí­amos por la calle a saludarle, su sonrisa cuando correteábamos por la iglesia, su paciencia en las clases de preparación para la primera comunión, cuando hací­amos apuestas para ver quien se colaba por las escaleras del campanario para tocar la campana.Han pasado muchos años y todos los que le conocimos le recordamos con gratitud y cariño.Fue un ejemplo y un referente para nosotros.Me hubiese gustado mucho decí­rselo, peor cuando eres niño no estas a esas cosas,lo que si se es que sabia de mi cariño.Guardo como un tesoro la foto del momento exacto en que me dio mi primera comunión,por muchas circunstancias fue un momento único, y él con su cariñoo hacia mi padre,que estaba pasando por una dura enfermedad, hizo que fuese aun más especial .Gracias!.
¡Gracias al sacerdote de mi grupo de confirmación y de mi juventud, cuantos buenos momentos pasamos todo el grupo con él, y que paciencia infinita tenia .Su forma de acercarnos a Jesus continua en nosotros.Tanto empeño y cariño no podía perderse. No podemos olvidar las celebraciones de navidad, las excursiones, las charlas, esa paciencia cuando opinábamos de todo sin mesura. Gracias! ¡Gracias al sacerdote que en un momento dado me hizo enfadarme por sus comentarios, gracias a todos los demás que han pasado por mi vida y gracias a Dios que nunca me abandona, sus palabras me alejaron de sus misas pero ni un milí­metro de Jesús .Le doy las gracias poque me hice mas fuerte en mis convicciones, el mal no debe alejarte del bien, al contrario te debe hacer luchar más por acercarte a Jesús y hacerte fuerte en tu Fe y en tu verdad.Gracias a los sacerdotes que fueron mis profesores de religión en el colegio(siendo sincera a algunos más que otros)pero a todos les recuerdo con una sonrisa.Gracias a aquellos sacerdotes que han pasado por momentos de mi vida, y que sin conocerme me han ayudado y acompañado alentándome en los malos momentos y alegrándose en los buenos : Gracias al sacerdote que me caso;al que me preparo en el cursillo del matrimonio;al que me visito en el hospital;a los que han compartido momentos familiares bonitos y a los que nos han acompañado en los tristes.A todos gracias,..

Gracias a los sacerdotes de nuestra parroquia , por hacer de ella un lugar tan cercano a Dios. Se puede rezar y encontrar a Dios en cualquier sitio, tan bueno es el banco de la Iglesia como el sillón de casa, pero merito de ellos es que sintamos tanta paz en el banco de Iglesia, y que encontremos refugio y cariñoo en ella,un lugar donde llorar y donde dar gracias,un lugar donde escuchar la palabra de Dios,un lugar donde encontrar ejemplo.Gracias..Y gracias infinitas al sacerdote que en estos momentos tan duros de mi vida me ayuda y me guarda por el camino correcto, no tengo palabras suficientes para darle las gracias, es para mi alguien admirable y por su dedicación y su vocación un ejemplo en la vida.A todos ellos mi cariño y mis oraciones por ellos, su vida demuestra que existen los ángeles sin alas, son esas personas que te encuentras en la vida y que dan luz al camino, su sola presencia ilumina la vida de los pasamos a su lado, y sin duda son un regalo de Dios.
María Torralba

viernes, 16 de abril de 2010

¡Gracias por ser sacerdote!

No resulta fácil ser sacerdote. Por las críticas de algunos familiares, que no comprenden por qué un joven deja la carrera o el trabajo para ir al seminario. Por la sonrisa compasiva de amigos, que ven cómo queda “arruinado” un futuro que parecía prometedor. Por la mirada de gente anónima, que espera el día en que la Iglesia deje de existir sobre la tierra...

Pero hay y habrá sacerdotes porque hay y habrá hombres dispuestos a responder a un Amor más grande. Cada una de sus historias se explican desde la llamada del Dios que vino al mundo para curar heridas, para limpiar pecados, para encender esperanzas, para enseñar senderos de cariño verdadero.

Miles y miles de sacerdotes han seguido y siguen las huellas del Maestro. Con su mirada y su palabra, con su silencio y su sonrisa, con sus manos temblorosas al tomar el pan y decir palabras divinas, con sus pies cansados tras recorrer caminos polvorientos o ciudades llenas de bombillas y vacías de ilusiones verdaderas.

Gracias al sacerdote miles de hombres y mujeres han escuchado la Palabra, y han recibido el Cuerpo del Hijo Amado. El Amor se hizo Pan tierno, la esperanza surgió con nuevas fuerzas, la fe quedó nuevamente iluminada, la justicia se hizo presente en un mundo hambriento y dolorido.

Gracias a un sacerdote fui acogido en la Iglesia con las aguas del bautismo. Gracias a muchos sacerdotes recibí el perdón en confesiones sencillas e infantiles, o más profundas mientras crecía en estatura y problemas. Gracias a muchos sacerdotes encontré palabras de consuelo, luz para las dudas, reflexión para tomar opciones decisivas, invitaciones a dejar egoísmos y a compartir mis bienes y mi tiempo con tantos hermanos deseosos de encontrarse con Jesús el Nazareno.

Muchos sacerdotes, en los casi 2000 años de nuestra Iglesia, ya están con Dios. Fueron misioneros, como Francisco Javier. Fueron amigos de esclavos, como Pedro Claver. Fueron confesores apasionados, como el cura de Ars o el Padre Pío. Fueron consejeros de almas, como Francisco de Sales. Fueron soldados del Evangelio y defensores del Papa, como Ignacio de Loyola. Fueron callados testigos de Dios en el desierto, como Charles de Foucauld.

A los sacerdotes de ayer y los de hoy, a los que yacen enfermos y a los entusiastas por su juventud perenne, a los que trabajan entre libros y a los que no paran de ir de casa en casa... A tantos sacerdotes enamorados de Cristo, testigos de amor y compañeros de esperanza, de corazón, ¡gracias, gracias, gracias!
Autor: P. Fernando Pascual. Catholic.net

domingo, 11 de abril de 2010

¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!

" Nosotros nos comportamos muchas veces como el bueno de Tomás. Tal vez su incredulidad y escepticismo eran fruto de la crisis tan profunda en la que había caído. ¡En sólo tres días habían ocurrido cosas tan trágicas, tan duras y contradictorias que le habían destrozado totalmente el alma! Su Maestro había sido arrestado, condenado a muerte, maltratado de una manera bestial, colgado de una cruz y asesinado. Y ahora le vienen con que ha resucitado... ¡Demasiado bello para ser verdad! Seguramente habría pensado que con esas cosas no se juega y les pide que lo dejen en paz. Había sido tan amarga su desilusión como para dar crédito a esas noticias que le contaban ahora sus amigos...

A nosotros también nos pasa muchas veces lo mismo. Nos sentimos tan decepcionados, tan golpeados por la vida y tan desilusionados de las cosas como para creer que Cristo ha resucitado y realmente vive en nosotros. Nos parece una utopía, una ilusión fantástica o un sueño demasiado bonito para que sea verdad. Y, como Tomás, exigimos también nosotros demasiadas pruebas para creer."

Son palabras del P. Sergio Córdova.

¡Y qué razón tiene!. ¡Cuánto nos cuesta creer, dentro de nuestro corazón, que Jesús ha resucitado!. ¡Que nos ama y que siempre nos acompaña!. ¡Que vela por nosotros y que hace lo más conveniente para nuestra salvación!. Si creyéramos hasta en lo más íntimo de nuestro ser, actuariámos de otra forma, confiaríamos totalmente en Él, porque para Él nada es imposible.

Pidamos que nuestra creencia en Cristo Resucitado sea totalmente sincera y que cuando digamos ¡Señor mío y Dios mío!, todo nuestro ser se una al Señor.
MEMM

sábado, 10 de abril de 2010

Mensaje llegado por el correo del blog

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Muchas gracias por tu participación y por tus amables palabras.
postmaster@parroquia-ns-europa.com

lunes, 5 de abril de 2010

Jesús ha resucitado

¡ Jesús ha resucitado!. Pero, ¿ ha resucitado de verdad en nuestras vidas?. ¿Notamos un cambio en nuestro corazón? ¿Sentimos una verdadera necesidad de que Jesús esté realmente presente siempre en nuestra vida? ¿Estamos dispuestos a mirar al vecino, al compañero de trabajo, al transeúnte que nos encontramos en la calle, incluso al que está sentado al lado nuestro en la Iglesia, como miraríamos a Jesús?
¿Cuando tengamos nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras tristezas, nos dejaremos abrazar y consolar por Jesús?
Esperamos y deseamos que sea así y que está Cuaresma y Semana Santa haya cambiado un poco nuestras vidas. Que no haya sido una Semana Santa, como en algunas ocasiones, una más.
Deseemos que Jesús haya resucitado de verdad en nuestro corazón.
Una cita interesante para reflexionar:
Cristo no murió con los brazos abiertos para que tu murieras con los brazos cruzados. Siempre tendrás algo que hacer por tu hermano. Hna. María Marta Montejano
MEMM

sábado, 3 de abril de 2010

Benedicto XVI este Viernes Santo



Benedicto XVI dice que el amor es la única fuerza que puede cambiar el mundo





Roma, 2 abr (EFE).- El papa Benedicto XVI presidió este Viernes Santo en el Coliseo de Roma el Vía Crucis, en el que dijo que la única fuerza capaz de cambiar al mundo es el amor y que el hombre tiene necesidad de Dios, aunque no tenga la humildad de reconocerlo.
Benedicto XVI imploró a Dios para que las amarguras de los hombres sean iluminadas por la esperanza y aseguró que de la traición nace la amistad, del rechazo el perdón y del odio el amor.
El Papa teólogo exhortó a los hombres a compartir el sufrimiento de Jesús, cuya muerte -afirmó- es una lección de amor de Dios a los hombres.

jueves, 1 de abril de 2010

Jueves Santo. Misterio Eucarístico


Caigamos de rodillas y pidámosle que nos alimente con su Eucaristía mientras recorremos el camino de la vida. Autor: Ma Esther De Ariño Fuente: Catholic.net


Hoy Jueves Santo sentimos una necesidad imperiosa de recordar y más que recordar llegar con nuestra imaginación y nuestro sentir hasta el Cenáculo, lugar que tuvo que quedar perfumado con las palabras eucarísticas que pronunció allí Jesús la misma noche en que sería entregado a la muerte.


En aquel sagrado recinto vemos a Cristo rodeado de sus apóstoles junto a una mesa y le vemos tomar el pan y el cáliz en sus manos sacerdotales para convertirlos en su Cuerpo y en su Sangre divinos. Jesucristo se nos presenta con todo el poder de que es verdadero Dios, por su milagro, por el dominio de su pena interna, por el infinito amor con que corresponde a la soledad de los sagrarios de todo el mundo y de todos los tiempos, a los sacrilegios y perversiones de los corazones de los hombres, al desamor, y a la tibieza de los malos cristianos que lo reciben con gran indiferencia.


San Pablo nos dice: Porque yo aprendí del Señor lo que también os tengo enseñado; y es que el Señor Jesús, la noche misma en que había de ser entregado, tomó el pan y dando gracias lo partió y dijo a sus discípulos: "Tomad y comed. Esto es mi cuerpo que por vosotros será entregado a la muerte. Haced esto en memoria mía". Y de la misma manera el cáliz, después de haber cenado, diciendo: "Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre. Haced esto cuantas veces lo bebiereis en memoria mía, pues todas las veces que comierais este pan o bebierais este cáliz, anunciareis la muerte del Señor hasta que venga.
Así es que, cualquiera que comiera este pan o bebiera el cáliz del Señor indignamente será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Porque quién lo come o bebe indignamente, se traga y bebe su propia condenación". (Cor, ll,2O-32).



Las palabras del Señor en esa noche son una promesa de amor de que jamás estaremos solos sin El, de que podremos alimentar nuestra alma y cuerpo con el mismo Dios nuestro Creador que se quedó en el Sagrario pero también palabras fuertes de una advertencia grave para que no tomemos a la ligera al acercarnos a recibirle sin que antes reconciliemos nuestro corazón, si le hemos ofendido gravemente, con el acto humilde de reconocer nuestros pecados en el Sacramento de la Penitencia.


Y de nuevo ante esta inconmensurable escena de amor en el noche del Jueves Santo podemos ver su rostro trasfigurado y sus ojos llenos de pesadumbre, su corazón dolorido y sus palabras misteriosas para quedarse por siempre, hasta la consumación de los siglos, entre los hombres


Caigamos de rodillas y pidámosle que nos alimente con su Eucaristía mientras recorremos el camino de la vida, que nos consuele en nuestras penas, que participe de nuestras alegría y que nos ayude a no perder la gracia para poderlo recibir frecuentemente y de una manera digna.