jueves, 17 de agosto de 2017

EE.UU. denuncia el genocidio religioso de Daesh



El informe anual de libertad religiosa del Departamento de Estado se enfrenta a las propias contradicciones de la Administración Trump
El mismo día en que Rex Tillerson, secretario de Estado de EE.UU., presentaba el «Informe sobre Libertad Religiosa Internacional 2016», el presidente de EE.UU., Donald Trump, comparecía en Nueva York para regresar a una versión tibia y equívoca sobre los incidentes provocados por manifestaciones de supremacistas blancos el pasado fin de semana en Charlottesville (Virginia).
Ocurrió este martes y la coincidencia refleja las contradicciones en las que navega la Administración Trump. El informe anual, que se elabora por un mandato del Congreso de EE.UU. desde 1998, perdió relevancia esta semana, con la atención pública centrada en los sucesos de Virginia, pero también tuvo menos pompa y circunstancia que en anteriores años, en especial en los mandatos de Barack Obama, cuando se le brindaba gran importancia.
«Muchos gobiernos de todo el mundo utilizan leyes discriminatorias para negar a sus ciudadanos la libertad de religión o de creencia», lamentó Tillerson. Pero el informe llega poco meses después de que Trump firmase un polémico veto migratorio contra varios países de mayoría musulmana que incluía salvaguardas para minorías religiosas como la cristiana. El veto fue tumbado en dos ocasiones por los tribunales -tanto en su versión original como en una modificada que eliminaba la preferencia a algunas minorías religiosas- por considerarlo discriminatorio. En la primera parte de la carrera presidencial, Trump ya había propuesto vetar la entrada a EE.UU. a todos los musulmanes, lo que fue criticado desde dentro y fuera de su partido como un ataque a la libertad e igualdad religiosa.
Análisis de 199 países
El informe examina las condiciones de libertad religiosa en 199 países y territorios del mundo (EE.UU. no es parte del estudio). «Casi el 80% de la población mundial vive con restricciones u hostilidades que limitan su libertad de religión», criticó Tillerson. La motivación del Departamento de Estado para diseccionar los problemas en este ámbito tiene que ver con los propios intereses de EE.UU. «Donde la libertad de religión no se protege, sabemos que hay más posibilidades de que la inestabilidad, los abusos a los derechos humanos y el extremismo violento se enraícen», dijo el jefe de la diplomacia estadounidense.
Según Tillerson, no se puede «ignorar» el problema y «la Administración Trump se ha comprometido a enfrentarse a él en parte impulsando la libertad religiosa en todo el mundo». El presidente, sin embargo, a veces ha preferido optar por otro camino y lo ha reconocido sin tapujos. Uno de los países que el informe destaca como líderes en los atentados contra la libertad religiosa es Arabia Saudí, aliado económico y militar de EE.UU. en Oriente Medio. Tillerson dijo estar «preocupado» por la negación a la libertad de culto que no sea islámico en el país, por las penas de prisión, los latigazos, las multas y el acoso por «apostasía, ateísmo, blasfemia o el insulto a la interpretación estatal del Islam». Ese mensaje contrasta con lo que Trump dijo cuando visitó el país en mayo: «No estamos aquí para decir a otros cómo tienen que vivir, qué deben hacer».
El informe también hace especial hincapié en países como China, Turquía, Pakistán, Rusia, Sudán o Bahrein, en los que detalla el creciente aumento de los atentados a la libertad de religión. Tillerson dedicó especial importancia a Daesh, el grupo terrorista islámico que controla partes del territorio de Siria e Irak, a quien acusó de «genocidio contra yazidís, cristianos y musulmanes chiís». La denominación de «genocida» ya la colocó el año pasado el informe bajo la Administración Obama, a la que se criticó por tardar demasiado tiempo en atribuirle la calificación. Tillerson también acusó a Daesh de crímenes a la humanidad y de limpieza étnica contra esas minorías y contra otras como los kurdos.
El informe también tiene un apartado dedicado a España, en el que EE.UU. resalta el trato de favor hacia la confesión católica respecto a otras vertientes del cristianismo y otras religiones en cuestiones como la financiación a través de la declaración de la renta, las pensiones de los religiosos o la obtención de permisos para la construcción de templos. Además, denuncia la persistencia en los insultos antisemitas y antiislámicos en las redes sociales.
Alfa y Omega

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