“Orar sin cansancio, caminar siempre y compartir con el corazón significa vivir la vida sacerdotal mirando en alto y pensando en grande. No es una tarea fácil, pero se puede tener plena confianza en el Señor, porque Él, nos precede siempre en el camino”, lo dijo el Papa Francisco a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero, a quienes recibió en audiencia en la Sala del Consistorio del Vaticano.
En su discurso, el Santo Padre agradeció a todos los miembros de este dicasterio vaticano, por su generoso servicio en favor de los sacerdotes y de su formación, a pocos meses de la promulgación de la nueva Ratio Fundamentalis. “Este documento – afirmó el Papa – habla de una formación integral, capaz de incluir todos los aspectos de la vida; y de este modo indica la vía para formar al discípulo misionero. Un camino fascinante y al mismo tiempo exigente”.
Reflexionando sobre estos dos aspectos, lo fascinante de la llamada y las exigencias que esa comporta, he pensado – dijo el Pontífice – en particular en los jóvenes sacerdotes, que viven la alegría del inicio de su ministerio y el peso que sienten al empezar su misión. “El corazón de un joven sacerdote vive entre el entusiasmo de los primeros proyectos y el ansia de las fatigas apostólicas, en las cuales se inmerge con cierto temor, que es signo de sabiduría. Él siente profundamente el júbilo y la fuerza de la unción recibida, pero sus espaldas inician a ser gradualmente cargadas por el peso de la responsabilidad, por los numerosos compromisos pastorales y las esperanzas del Pueblo de Dios”.
Es necesario admitir, precisó el Obispo de Roma, que los jóvenes muchas veces son juzgados de modo superficial, etiquetándolos como una generación “liquida”, privada de pasiones e ideales. Pero esto, dijo el Papa, no debe impedirnos de reconocer que los jóvenes son capaces de apostar firmemente por la vida y de ponerse en juego con generosidad, mirando al futuro con valentía y esperanza. “Esto es lo que quisiera decir a los sacerdotes jóvenes: ustedes son elegidos, son queridos por el Señor, Dios los mira con ternura de Padre y, después de haber enamorado a sus corazones, no dejará vacilar sus pasos. Ante sus ojos son importantes y Él tiene confianza que estarán a la altura de la misión a la cual los ha llamado”.
Por ello, pensando en la nueva Ratio, que habla del sacerdote como de un discípulo misionero en formación permanente, deseo subrayar señaló el Pontífice, algunas actitudes importantes: orar sin cansancio, caminar siempre y compartir con el corazón.
Orar sin cansancio
Orar sin cansancio. Para que podamos ser “pescadores de hombres” sólo si nosotros en primer lugar, dijo el Papa, reconocemos ser “pescados” por la ternura del Señor. “Nuestra vocación ha iniciado cuando, abandonamos la tierra de nuestro individualismo y de nuestros proyectos personales, y nos encaminamos hacia el ‘santo viaje’, entregándonos a ese Amor que nos ha buscado en la noche y a esa Voz que ha hecho vibrar nuestro corazón”. Recuerden, advirtió el Sucesor de Pedro, cada día necesitamos detenernos, ponernos a la escucha de la Palabra de Dios y permanecer ante el Tabernáculo. La oración, la relación con Dios, el cuidado de la vida espiritual dan alma al ministerio sacerdotal.
Caminar siempre
Caminar siempre, porque un sacerdote jamás termina, dijo el Papa. Es siempre un discípulo, peregrino por las vías del Evangelio y de la vida, entre el misterio de Dios y las personas a él confiadas. “Jamás podrá sentirse satisfecho, ni podrá apagar la saludable inquietud que le hace extender las manos al Señor para dejarse formar y llenar. Actualizarse siempre y permanecer abiertos a las sorpresas de Dios. De hecho, en cada ámbito de la vida presbiteral es importante progresar en la fe, en el amor y en la caridad pastoral, sin enraizarse en las propias adquisiciones o fijarse en los propios esquemas”.
Compartir con el Corazón
Finalmente, concluye el Papa Francisco, compartir con el corazón, porque la vida presbiteral no es una oficina burocrática, ni un conjunto de prácticas religiosas o litúrgicas por desarrollar. “Ser sacerdotes es jugarse la vida por el Señor y por los hermanos, llevando en la propia carne las alegrías y las angustias del Pueblo, donando tiempo y escucha para sanar las heridas de los demás, y ofreciendo a todos la ternura del Padre”.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)
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