viernes, 12 de mayo de 2017

Reflexión del Evangelio según san Juan 14, 1-6


Juan 14,1-2: Nada te turbe. El texto empieza con una exhortación: "¡No se turbe vuestro corazón!" En seguida dice: "En la casa de mi Padre hay distintas moradas". La insistencia en conservar palabras de ánimo que ayudan a superar la perturbación y las divergencias, es una señal de que había mucha polémica y divergencias entre las comunidades. Unas decían a las otras: "Nuestra manera de vivir la fe es mejor que la vuestra. ¡Nosotros nos salvamos! ¡Vosotros estáis equivocados! Si queréis ir al cielo, tenéis que convertiros y vivir como nosotros vivimos." Jesús dice: "¡En casa de mi Padre hay muchas moradas!" No es necesario que todos piensen del mismo modo. Lo importante es que todos acepten a Jesús como revelación del Padre y que, por amor hacia él, tengan actitudes de comprensión, de servicio y de amor. Amor y servicio son el cemento que une entre sí los ladrillos y hace que las diversas comunidades sean una iglesia de hermanos y de hermanas.

• Juan 14,3-4: Jesús se despide. Jesús dice que va a preparar un lugar y que después volverá para llevarnos con él a la casa del Padre. El quiere que estemos todos con él para siempre. El retorno del que habla Jesús es la venida del Espíritu que él manda y que trabaja en nosotros, para que podamos vivir como él vivió (Jn 14,16-17.26; 16,13-14). Jesús termina diciendo: "¡Y a donde yo voy sabéis el camino!" Quien conoce a Jesús, conoce el camino, pues el camino es la vida que él vivió y que le llevó a través de la muerte junto al Padre.

• Juan 14,5-6: Tomás pregunta por el camino. Tomás dice: "Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podemos conocer el camino?” Jesús responde: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”. Tres palabras importantes. Sin un camino, no se anda. Sin verdad, no se acierta. Sin vida, ¡sólo hay muerte! Jesús explica el sentido, porque "¡nadie viene al Padre sino por mí!" Pues, él es la puerta por donde las ovejas entran y salen (Jn 10,9). Jesús es la verdad, porque mirándole a él, estamos viendo la imagen del Padre. "¡Si vosotros me conocierais, conocierais también al Padre!" Jesús es la vida, porque caminando como Jesús caminó, estaremos unidos al Padre y tendremos la vida en nosotros.

Orden de los carmelitas

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