Como ya había adelantado el Papa Francisco en el vuelo de regreso desde Fátima el pasado 13 de mayo, el detallado informe elaborado bajo la presidencia del cardenal Camillo Ruini sobre los acontecimientos de Medjugorje propone declarar verdaderas las primeras apariciones, ocurridas en 1981, mientras que niega credibilidad a las posteriores.
Según nuevos datos publicados el martes por el coordinador del portal Vatican Insider del diario La Stampa, Andrea Tornielli, el informe propone transformar la mundialmente conocida parroquia, situada en Bosnia-Herzegovina y administrada por los franciscanos, en un santuario pontificio dependiente de la Santa Sede, poniendo fin a la polémica entre los franciscanos y los sucesivos obispos de Mostar, en cuyo territorio se encuentra el lugar de las apariciones.
La comisión Ruini, formada por cardenales, teólogos, psicólogos, canonistas y expertos de las congregaciones vaticanas de la Doctrina de la Fe y las Causas de los Santos investigó detalladamente el fenómeno desde marzo de 2010 a enero de 2014, revisando todos los documentos de la parroquia y del Vaticano, e interrogando a todos los videntes y principales testigos de los acontecimientos.
En vista de la marcada diferencia entre las primeras apariciones y las posteriores, el informe las trata por separado y estudia, en tercer lugar, el fenómeno de las peregrinaciones y conversiones.
El resultado, informa Andrea Tornielli, es que respecto a las siete primeras apariciones, ocurridas entre el 24 de junio y el 3 de julio de 1981, trece miembros de la comisión proponen declararlas verdaderas, uno se opone y otro se abstiene.
Según el vaticanista italiano, «la comisión Ruini sostiene que los siete niños videntes eran psicológicamente normales, fueron sorprendidos por las apariciones, y lo que relataban haber visto no sufría ninguna influencia externa por parte de los franciscanos de la parroquia o de otros sujetos», explica. «Continuaron contando lo que vieron a pesar de que la policía les hubiese arrestado y amenazado de muerte. La comisión ha descartado también la hipótesis de un origen diabólico de las apariciones».
En cambio, las presuntas apariciones posteriores a miembros individuales del primitivo grupo de videntes, preanunciadas a hora y fecha fija, con mensajes repetitivos y revelación de supuestos secretos de sabor apocalíptico inspiran desconfianza a todos los miembros de la comisión.
En el vuelo de regreso desde Fátima, el Papa Francisco manifestó que «respecto a las apariciones actuales, el informe tiene dudas. Yo personalmente soy más mal: yo prefiero la Virgen madre, nuestra madre y no la Virgen jefa de la oficina de telégrafos que todos los días envía un mensaje a hora fijada. Ésta no es la madre de Jesús. Y esas presuntas apariciones no tienen mucho valor. Esto lo digo a título personal», aseguró Francisco.
El Santo Padre subrayó que «el verdadero núcleo del informe Ruini es el hecho espiritual, el hecho pastoral, gente que va allí y se convierte, que encuentra a Dios, que cambia de vida…». Francisco añadió que precisamente para analizar ese fenómeno y estudiar el mejor modo de atender a los peregrinos, se ha enviado al arzobispo polaco Henryk Hoser, quien informará al Vaticano, «y al final se dirá algo».
En esa línea de favorecer los frutos espirituales, la comisión Ruini se ha pronunciado a favor de transformar la parroquia regentada por los franciscanos en un santuario pontificio dependiente de la Santa Sede.
Esa solución facilitaría poner fin a las polémicas entre la diócesis y los franciscanos, mejorar la atención espiritual a los peregrinos y evitar el peligro de derivas en «iglesias paralelas» o en actitudes catastrofistas apocalípticas.
El pronunciamiento de la Santa Sede dará plena legitimidad a las peregrinaciones y ofrecerá respaldo al culto mariano en Medjugorje, pero quizá sin manifestarse sobre la veracidad de las primeras apariciones como se ha hecho en otros casos por prudencia en vida de los videntes.
Juan Vicente Boo/ABC
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