El papa Francisco ha asegurado que
tuvo una “simple intuición” cuando expresó el deseo de un Jubileo de la
Misericordia. Sin embargo, ha reconocido que nunca hubiera pensado que “el
Señor lo convirtiera en una realidad y que, sobre todo, se pudiera celebrar con
tanta fe y alegría en las comunidades cristianas esparcidas por el mundo”.
En un encuentro con los organizadores y
colaboradores del Jubileo Extraordinario de la Misericordia en ocasión de la
clausura del Año Santo, el Pontífice ha dado las gracias a todos los que de
alguna manera han participado y ayudado en esta gran labor.
En particular, ha dado las gracias a monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, por el “compromiso precioso realizado durante estos meses”.
Asimismo, el Santo Padre ha asegurado que ha sido un año denso, lleno de iniciativas en toda la Iglesia, “donde se ha podido ver y tocar con la mano los frutos de la misericordia de Dios”.
También ha subrayado que la Puerta de la misericordia abierta en todas las catedrales y en los santuarios “ha consentido que los fieles no encontraran ningún obstáculo para experimentar el amor de Dios”. Ha sucedido algo verdaderamente extraordinario –ha añadido– que ahora es necesario incluir en la vida de cada día para convertir la misericordia en un compromiso y un estilo de vida permanente para los creyentes.
De este modo, Francisco ha asegurado a los presentes que todos ellos han hecho posible “que este evento de gracia se celebrara de forma segura, con gran afluencia de peregrinos y de forma que se pusiera de manifiesto el profundo valor espiritual que el Jubileo representa”.
Por ello, el Pontífice ha dado las gracias a todas las instituciones y autoridades implicadas en el Año Jubilar, así como al dicasterio vaticano encargado de la organización y a los voluntarios.
“Si tú quieres obtener misericordia, debes tú mismo ser misericordioso”. Estas palabras de san Agustín –ha indicado el Papa– puedan ser de consuelo para todos nosotros. “Con vuestro compromiso habéis expresado no solo el trabajo cotidiano, sino que habéis dado un verdadero servicio de misericordia a los millones de peregrinos que han llegado a Roma”. Finalmente ha deseado que este cansancio pueda “ser recompensado por la experiencia de misericordia que el Señor no dejará que os falte”.
Zenit
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