miércoles, 17 de agosto de 2016

Como un recién nacido acudo a Ti, mi Dios.



Como un recién nacido
acudo a Ti, mi Dios.
No soy nada,
no tengo nada,
no valgo nada.
Te necesito, Señor,
y no se decírtelo.
Lloro
de hambre de Ti,
Pan de Vida.
Gimo
atacado por la sed de Ti,
Torrente de Agua Viva.
Grito
ante un profundo dolor
en mis entrañas:
si quieres puedes curarme.
Sucio por mi propia miseria,
te reclamo:
si quieres puedes limpiarme.
Mírame,
mi Dios amado:
no soy nada,
no tengo nada,
no valgo nada.
Solo Tú
das sentido a mi vida:
nada más abrir los ojos
en la mañana,
al lavarme,
al vestirme,
al trabajar
y al relacionarme,
al dormirme…
Si no estás Tú…
es la nada.
Como a un recién nacido,
mi Dios, mírame
como a un recién nacido.
Porque sólo Tú
eres todo mi horizonte.
Amén.
Fuente: Tengo sed de Ti

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