jueves, 14 de julio de 2016

Los ultraconservadores lanzan una campaña de desobediencia al Papa Francisco.


Un grupo de 45 "prelados, académicos, profesores, autores y sacerdotes católicos" han escrito al cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, pidiendo que los cardenales y patriarcas de la Iglesia católica pidan al Papa Francisco que "repudie una lista de proposiciones erróneas" que, supuestamente, contiene la exhortación apostólica Amoris laetitia.
El documento que se ha mandado al cardenal Sodano -detalles del cual solo se conocen, por ahora, por la nota de prensa publicada por este grupo de disidentes- cita 19 pasajes de la exhortación "que parecen estar en conflicto con las doctrinas católicas".
Según el comunicado difundido por el grupo,los axiomas con los que chocarían las enseñanzas contenidas en Amoris laetitia incluirían "la posibilidad real de obedecer a los mandamientos con la gracia de Dios, el hecho de que ciertas conductas son malas en cualquier circunstancia, la superioridad del esposo, la superioridad de la virginidad consagrada sobre la vida matrimonial y la legitimidad de la pena capital en ciertas circunstancias".
Es más, el manifiesto del grupo discrepante sostiene que la exhortación apostólica post-sinodal "socava la enseñanza de la Iglesia que los católicos divorciados o casados por lo civil que no se hayan comprometido a la continencia no pueden ser admitidos a los sacramentos mientras se mantengan en ese estado".
"No estamos acusando al papa de herejía", dice Joseph Shaw -portavoz y único miembro del grupo, hasta ahora, en dar a conocer su nombre públicamente- "pero consideramos que numerosas proposiciones en Amoris laetitia pueden interpretarse como heréticas en una lectura natural del texto".
"Otras ideas en el documento podrían incluirse bajo otras censuras teológicas establecidas, como escandalosas, erróneas o ambiguas, entre otras", continuó Shaw, que además es académico de la Universidad de Oxford y presidente de la Sociedad para la Misa Latina del Reino Unido.
Como también ha explicado Joseph Shaw, lo que busca este grupo disidente en su petición al cardenal Sodano -manifiesto que, además, será traducido a varios idiomas y mandado a los 218 cardenales y patriarcas vivientes actualmente- es que los jerarcas de la Iglesia presionen al Papa Francisco con el fin de que el pontífice condene "de forma definitiva y final" los errores contenidos en la exhortación apostólica y que "declare con autoridad que Amoris laetitia no requiere que nadie se los crea [a los supuestos errores] o considere correctos, de ninguna manera".
Afirman estar actuando al amparo del artículo del Código Canónico que establece que los fieles "tienen el derecho ... de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia" (212, 3), y solo con el propósito de aclarar el verdadero significado de la exhortación apostólica, que ya ha dado lugar a debates hasta incluso entre cardenales.
"Esperamos que al buscar del Santo Padre un repudio definitivo de estos errores podamos ayudar a aliviar la confusión que ya ha producido Amoris laetitia entre pastores y fieles", manifestó Shaw en su nota de prensa.
"Esta confusión solo puede disiparse, de forma efectiva, con una afirmación por el sucesor de Pedro de la auténtica doctrina católica, sin ambigüedades", dijo este representante del grupo.
En vez de un mayor grado de claridad o precisión, no obstante, la súplica del grupo de Joseph Shaw parece más bien haber traído, hasta ahora, más dudas y confusión. El  otro único miembro del grupo disidente que ha hablado con la prensa a la hora de publicar este artículo -que de nuevo no ha querido revelar su nombre- ha manifestado al National Catholic Register que los signatarios de la misiva prefieren mantener su anonimato porque "temen represalias".
"Están preocupados por repercusiones a su comunidad religiosa, o si tienen una carrera académica y una familia, temen por sus trabajos", afirmó esta fuente anónima a la web católica estadounidense.
Pero no es tanto por un verdadero miedo a revanchas que los firmantes del manifiesto han escogido ocultar sus identidades, en la opinión de Michael Sean Winters - corresponsal del National Catholic Reporter quien ha sido uno de los primeros en reaccionar a esta nueva campaña de desobediencia al Papa Francisco- en su opinión, se trata, más bien, de"mera cobardía". Un acto en el que unos 45 malcontentos de entre una Iglesia de más de mil millones de almas "han tirado la piedra y escondido la mano".

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