Poco después que el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, expresó su preocupación por la situación que atraviesa Turquía, llega la noticia de que el Gobierno del presidente Recep Tayipp Erdogan ha anunciado este jueves, la suspensión momentánea de la aplicación de la Convención Europea de los Derechos Humanos.
La medida ha sido anunciada por el viceprimer ministro turco Numan Kurtulmus, mientras el Parlamento se prepara para debatir el decreto que autoriza por tres meses la vigencia del Estado de Emergencia, indicando que “también Francia lo hizo”.
El miércoles, el Consejo de Ministros aprobó el decreto del Estado de Emergencia para combatir a los responsables del fallido golpe de Estado, destinado a derrocar al actual presidente Erdogan elegido democráticamente, por un gobierno favorable a un estado más laico.
La suspensión, de la Convención Europea permitiría a Turquía, cambiando la Constitución, que sea restablecida la pena de muerte, sin deber rendir cuentas a la Unión Europea (UE).
Turquía no pertenece a la UE, pero aspira a ser miembro de ella y una medida de este tipo fortalece las razones de quienes consideran que el país no se encuentra preparada para poder integrarse.
El secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolín señaló que lo está sucediendo no es positivo y es fuente de preocupación para todos. Añadió que la tensión está aumentado en el mundo y esto no es una buena condición para enfrentar y resolver los problemas.
“Esperemos que la sabiduría y la humanidad prevalgan y ayuden a las personas a buscar y encontrar las soluciones justas” dijo.
Dos días atrás el cardenal subrayó que en este momento histórico el punto de partida para resolver las actuales crisis en el mundo es “el respeto de la persona y de su dignidad”. Contrariamente, aseguró “viviremos cada vez más estas situaciones de odio, de violencia y de división, las cuales aumentarán”.
Zenit
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