En una residencia sacerdotal del barrio porteño de
Flores
Una habitación con una cama, un armario, una silla, u
sillón de un cuerpo y un ventilador
Cuando la
posibilidad de un cambio de domicilio hacia el Vaticano era algo remoto, Jorge
Bergoglio ya había previsto dónde pasaría sus noches
tras cumplir 75 años y jubilarse como obispo: su lugar sería la
habitación 13 del Hogar Sacerdotal Monseñor Mariano A. Espinosa, ubicado en el
barrio de Flores, de la Capital Federal.
En esa
casa vivió Francisco cuando fue vicario de Flores. Sobre la habitación elegida, Jorge Bergoglio había
dicho: "Prefiero que no sea en la planta alta (...) No quiero estar por
encima de nadie; no, mejor abajo". Eso les había pedido a las hermanas del
Buen y Perpetuo Socorro, que cuidan el hogar, según puede leerse en una nota
publicada en el diario tucumano La Gaceta, en marzo de 2013.
Ayer, el
sacerdote Fabián Báez, párroco en Villa Urquiza, subió a su cuenta de Twitter dos fotos de la habitación.
Allí se ve un austero espacio con piso de madera ocupado por una cama, un
placar, una silla, u sillón de un cuerpo y un ventilador.
Del hogar
sacerdotal contaron a Clarín que la habitación fue remodelada hace poco y que
no tiene un ocupante permanente. "La utiliza algunas veces
monseñor Poli", actual arzobispo de Buenos Aires, contaron a este diario desde
el hogar.
Cuando ya
había dejado el barrio de Flores, Bergoglio siguió siendo una presencia
frecuente en el hogar, destinado por años a ser vivienda de religiosos
ancianos. "Monseñor venía tipo diez de la mañana, y comenzaba a recorrer una por una las habitaciones de los sacerdotes
enfermos. Los escuchaba, bromeaba con ellos... era muy cálido.
Después, a eso de las doce menos cuarto, se sentaba a conversar con
nosotras", recordó la hermana María Lucía Fassono para el diario La
Gaceta.
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