Ricos chupasangre de los pobres
La primera lectura del día, de la Carta
de Santiago, es una firme advertencia para los ricos que acumulan dinero
explotando a la gente. Tras señalar que «las riquezas en sí mismas son buenas»,
pero que son «relativas, no una cosa absoluta», el Papa explicó que se
equivocan los que siguen la denominada «teología de la prosperidad», según la
cual «Dios te hace ver que andas en justicia, si te da tantas riquezas». El
problema no es el de atacar las riquezas, porque no se puede servir a Dios y a
las riquezas, añadió también el Obispo de Roma, explicando que se pueden volver
«cadenas», que quitan la libertad de seguir a Jesús. Como dice Santiago: «sepan
que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está
clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del
universo» (Carta de Santiago 5, 4)
«Cuando las riquezas se logran con la
explotación de la gente, esos ricos que explotan: explotan el trabajo de la
gente y la pobre gente se vuelve esclava. Pensemos en lo que ocurre hoy, aquí y
en todo el mundo, ocurre lo mismo. ‘Quiero trabajar’ – ‘Bien, te hacen un
contrato. De septiembre a junio’. Sin posibilidad de pensión, sin seguro
sanitario… En junio, lo suspenden y en julio y agosto tiene que comer aire. Y,
en septiembre, te lo vuelven a dar. Los que hacen esto son verdaderas
sanguijuelas y viven de la sangría de la gente, que esclavizan con el trabajo».
La explotación laboral es pecado mortal
El Papa Francisco recordó lo que le dijo
una joven, que había encontrado un trabajo de 11 horas al día, por 659 euros en
negro. Y le dijeron: ‘si te gusta bien, si no vete. Hay otros detrás de ti, hay
cola’. Y haciendo hincapié en el clamor de la gente esclavizada, en el grito de
justicia que llega al Señor, subrayó la actualidad de la esclavitud laboral,
«hoy es una verdadera esclavitud». No es algo del pasado, en lugares lejanos –
ya no se va a África para vender esclavos en América. No. Ocurre en nuestras
ciudades: hay traficantes que tratan a la gente con el trabajo sin justicia:
«Ayer, en la audiencia, meditamos sobre
el rico Epulón y Lázaro. Este rico estaba en su mundo, no se daba cuenta de que
detrás de la puerta de su casa había alguien que tenía hambre. Pero esto es
peor. Ese rico, por lo menos, no se daba cuenta y dejaba que el otro se muriera
de hambre. Esto es peor: ¡esto es hambrear a la gente con su trabajo por mi
provecho! Vivir de la sangre de la gente. Y esto es pecado mortal. Es pecado
mortal. Se necesita tanta penitencia, tanta restitución para convertirse de
este pecado».
Jesús nos dice aún hoy que no hay que
acumular riquezas esclavizando a los trabajadores
El Santo Padre invitó a meditar sobre la
explotación que esclaviza a los trabajadores, drama tristemente actual:
«Pensemos en este drama de hoy: la
explotación de la gente, la sangre de esta gente que se vuelve esclava, los
traficantes de personas y no sólo los que trafican con las prostitutas y los
niños en el trabajo de menores, sino en ese tráfico, digamos más ‘civilizado’:
‘Yo te pago hasta aquí, sin vacaciones, sin seguro sanitario, sin… todo en
negro… ¡Pero me vuelvo rico!’ Que el Señor nos haga comprender hoy aquella
sencillez que Jesús nos dice en el Evangelio de hoy: es más importante un vaso
de agua en nombre de Cristo, que todas las riquezas acumuladas con la
explotación de la gente».
(CdM - RV)
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