Carta dominical del arzobispo de
Barcelona, Mons. Juan José Omella. ‘La vida contemplativa es expresión del amor
a Dios y no se puede amar auténticamente a Dios sin amar a la humanidad’
Publicamos a continuación
la carta dominical del arzobispo de Barcelona, Mons. Juan
José Omella, correspondiente a este domingo, 22 de mayo de 2016,
fiesta de la Santísima Trinidad.
“Al hombre de hoy, inmerso en la desazón
y el ruido, apenas le queda tiempo para probar el sabor sabrosísimo de la
oración y de la presencia de Dios en su vida. Sin embargo, hay hombres y
mujeres que se sienten llamados a dedicar toda su vida a la oración, el trabajo
y la vida de comunidad en el seno de un monasterio contemplativo. Son personas
que han tomado esta decisión para toda la vida y son muy felices.
Por su estilo de vida las vemos muy
poco. Han hecho una opción por el silencio y la oración en su entrega a Dios.
La vida de los contemplativos y las contemplativas, es decir, la de los monjes
y las monjas de clausura, suscita sorpresa y curiosidad en nuestro ambiente
social, tan fuertemente marcado por la secularización. ¿Qué sentido tiene esta
vida? Pues justamente la vida de estas personas nos recuerda la primacía que
debería tener Dios en la vida de cada uno de nosotros.
Este domingo celebramos la Jornada Pro
Orantibus con el lema “Contemplemos el rostro de la Misericordia”, en
sintonía con el Año Santo de la Misericordia. En este tiempo nuestro de escasez
de vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa activa o apostólica, es muy
significativo que no falten las peticiones de ingreso en la vida de los
monasterios. Son jóvenes que aman la vida, son solidarios con los hermanos y
están comprometidos en la transformación del mundo. Su vida contemplativa en un
monasterio no es de ninguna manera una evasión del mundo, un desentenderse de
la sociedad. La vida contemplativa es expresión del amor a Dios y no se puede
amar auténticamente a Dios sin amar a la humanidad.
La vida contemplativa realiza plenamente
a las personas que han recibido esta vocación, porque Dios llena
maravillosamente todos nuestros anhelos. ¿Habéis visitado alguna vez una
comunidad contemplativa? Es una buena experiencia, que interpela y suscita
muchas preguntas como estas: ¿Qué valor damos a Dios en nuestra vida? ¿Qué
relación creemos que existe entre Dios y la creación, entre Dios y la vida?
¿Qué valor damos a la oración y al silencio en nuestra vida personal y
familiar?
En la celebración de la solemnidad de la
Santísima Trinidad, este domingo la Iglesia nos propone orar por los
consagrados y las consagradas en la vida contemplativa. En este contexto,
también quiero recordar a la santa carmelita María Magdalena de Pazzi, la gran
mística florentina. El próximo miércoles 25 de mayo se celebra la fiesta
litúrgica de esta santa, fundadora de la Orden del Carmen. Este año
conmemoramos los 450 años de su nacimiento.
Qué mejor homenaje podemos hacerle que
encomendarnos a ella y dar a conocer la vocación de los contemplativos y las
contemplativas que, como ella, tanto han aportado a nuestra sociedad. Aunque
parece una paradoja, estas personas que han dejado el mundo son muy solidarias
y están muy cerca de las necesidades eclesiales y de las inquietudes de los
hombres y las mujeres, sus hermanos. Son personas que viven con los ojos
puestos en Jesucristo y con el corazón abierto a las necesidades de los
hermanos, y que nos llevan a todos en su impetración ante Dios. Hoy, os animo a
que nos unamos en la oración por los que contemplan el rostro de la
Misericordia.”
+ Juan José Omella Omella
Arzobispo de Barcelona
Zenit
No hay comentarios:
Publicar un comentario