La esperanza cristiana es una
virtud humilde y fuerte que nos sostiene y hace que no nos ahoguemos en las
tantas dificultades de la vida. Lo recordó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina
celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice reafirmó que la
esperanza en el Señor jamás decepciona y es fuente de alegría que da paz a
nuestro corazón.
Jesús habla con los doctores de
la ley y afirma que Abraham “exultó en la esperanza” de ver su día. El Santo
Padre se inspiró en el pasaje del Evangelio del día
para subrayar que la esperanza es fundamental en la vida del cristiano. Abraham
– dijo Francisco – “tuvo sus tentaciones
por el camino de la esperanza”, pero creyó y obedeció al Señor, y así se puso
en camino hacia la tierra prometida.
La esperanza nos conduce hacia
adelante con alegría
El Papa Bergoglio también destacó que hay como un “hilo de la esperanza” que
une “toda la historia de la salvación” y es “fuente de alegría”:
“Hoy la Iglesia nos habla de la
alegría de la esperanza. En la primera oración de la Misa hemos pedido a Dios
la gracia de custodiar la esperanza de la Iglesia, para que no ‘fracase’. Y
Pablo, hablando de nuestro padre Abraham, nos dice: ‘Crean contra toda
esperanza’. Cuando no hay esperanza humana, está aquella virtud que te lleva
adelante, humilde, sencilla, pero que te da una alegría, a veces una gran
alegría, a veces sólo la paz, pero la seguridad de que aquella esperanza no decepciona.
La esperanza no decepciona”.
Esta “alegría de Abraham”, esta
esperanza – dijo también el Pontífice – “crece en la historia”.
Y admitió que “a veces se esconde, no se ve”; mientras otras veces “se
manifiesta abiertamente”. Francisco citó el ejemplo de Isabel
embarazada que exulta de alegría cuando la visita su prima María. Es la
“alegría de la presencia de Dios – dijo – que camina con su pueblo. Y cuando
hay alegría, hay paz. Esta es la virtud de la esperanza: de la alegría a la
paz”. Esta esperanza – prosiguió diciendo el Papa – “no decepciona jamás”,
ni siquiera en los “momentos de la esclavitud”, cuando el pueblo de Dios estaba
en tierra extranjera.
La esperanza nos sostiene y
hace que no nos ahoguemos en las dificultades
Este “hilo de la esperanza”
comienza con Abraham, “Dios que habla a Abraham”, y “termina” con Jesús. El Obispo
de Roma se detuvo a considerar
las características de esta esperanza. Y añadió que, si en efecto se puede
decir que se tiene fe y caridad, es más difícil responder acerca de la
esperanza:
“Tantas veces podemos decir
esto fácilmente, pero cuando se nos pregunta: ‘¿Tú tienes esperanza? ¿Tú tienes
la alegría de la esperanza?’ ‘Pero, padre, no entiendo, explíquemelo’. La
esperanza, aquella virtud humilde, aquella virtud que corre bajo el agua de la
vida, pero que nos sostiene para que no nos ahoguemos en las tantas dificultades,
para no perder aquel deseo de encontrar a Dios, de encontrar aquel rostro
maravilloso que todos veremos un día: la esperanza”.
La esperanza no decepciona: es
silenciosa, humilde y fuerte
Hoy – dijo el Papa al
concluir su homilía – “es un lindo día para pensar en esto: el mismo Dios, que
llamó a Abraham y lo hizo salir de su tierra sin que supiera a dónde debía ir,
es el mismo Dios que va a la cruz, para cumplir la promesa que había hecho”:
“Es el mismo Dios que en la
plenitud de los tiempos hace que aquella promesa llegue a ser una realidad para
todos nosotros. Y lo que une aquel primer momento a este último momento es el
hilo de la esperanza; y lo que une mi vida cristiana a nuestra vida cristiana,
de un momento al otro, para ir siempre hacia adelante – pecadores, pero
adelante – es la esperanza; y lo que nos da paz en los feos momentos, en los
momentos peores de la vida es la esperanza. La esperanza no decepciona, está
siempre allí: silenciosa y humilde, pero fuerte”.
(María Fernanda Bernasconi -
RV).
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