Felices las mujeres que se dejan seducir
por los sueños, que tienen la
sensibilidad, la fortaleza y el ánimo a flor de piel, que disfrutan creando,
poniéndose hermosas para salir de fiesta, divirtiéndose, aprendiendo,
compartiendo, amando.
Felices las mujeres que intentan crecer en humanidad, que se esfuerzan por
alcanzar nuevas metas personales, de formación, profesionales, optando por la
cooperación con todos y todas y rechazando, en este empeño, el seguir las
pautas competitivas que la sociedad patriarcal impone.
Felices las mujeres que se sienten plenas desde su hondón personal; que
necesitan vivir con la solidaridad por bandera, para poder sentirse una parte
activa de la humanidad; que gritan y se enfurecen contra cualquier abuso de
poder; que caminan erguidas, dichosas de ser como son.
Felices las mujeres que se sienten a gusto con su propio cuerpo, que no se
agobian cuando suben de talla, que se sienten orgullosas de la edad que tienen,
que les gusta lo que ven cada vez que se miran al espejo.
Felices las mujeres que llevan a cabo las
actividades con las que más se realizan personalmente, que disfrutan del camino que recorren cada día, que se
encuentran contentas cuando están en casa, en el trabajo o tomando una copa con
los amigos.
Felices las mujeres que tienen verdaderos amigos y amigas con las que
poder compartir todo lo que les pasa en la vida, las dificultades cotidianas,
las lágrimas amargas, las alegrías y las esperanzas, los momentos de
satisfacción y de tristeza.
Felices las mujeres que se comprometen por conseguir los derechos negados y
la dignidad de todas las mujeres del mundo, en especial de las más oprimidas y
excluidas; contra la violencia y los asesinatos machistas; para poner su
granito de arena en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y
fraterna.
Felices las mujeres que son fértiles
siempre que dan a luz una más honda amistad; cuando crean alternativas; cuando
son fieles a sus principios y creencias; cuando generan vida de cualquier forma
a su alrededor: con la justicia, el amor, la cercanía; cuando alumbran semillas de liberación para sí
mismas, para sus compañeras de camino y luchas, para los hombres, para la
sociedad.
Felices las mujeres que tienen a su lado
hombres que luchan con ellas contra el machismo, por la igualdad de derechos,
que sienten y lloran ante sus sufrimientos y se alegran y festejan sus
victorias con las sonrisas que iluminan su horizonte común,
compartido.
(Miguel Ángel Mesa Bouzas)
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