Me gusta la sensación de libertad que siento cuando me quito la pesada capa
de críticas, miedo, culpa, resentimiento y vergüenza.
Entonces puedo perdonarme a mi y perdonar a los demás.
Eso nos deja libres a todos.
Renuncio a darle vueltas y más vueltas a los viejos problemas.
Me niego a seguir viviendo en el pasado.
Me perdono por haber llevado esa carga durante tanto tiempo, por no haber
sabido amarme a mí ni amar a los demás.
Cada persona es responsable de su comportamiento, y lo que da, la vida se
lo devuelve.
Así pues, no necesito castigar a nadie.
Continúo con mi trabajo de limpiar las partes negativas de mi alma y dar
entrada al amor.
Entonces me curo.
Así que es lo mejor que podemos hacer, despojarnos de todo peso de toda culpa
y así pidiendo perdón a Dios primeramente, luego a quien ofendimos y por ultimo
perdonémonos nosotros mismos, así la vida es de mucho gozo y armonía, solo
depende de nosotros, hagámoslo y nos sentiremos mejor en todo sentido.
Proverbios: 17:17
"En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de
angustia".
Publicado por Reflejos de Luz Pastoral
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