Conduce el Señor a la casa a los apóstoles elegidos en el monte, como para advertirles que deben volver a su conciencia después de haber recibido la dignidad del apostolado.
«Llega a casa… y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer.» ¡Cómo sería esta bienaventurada muchedumbre, para quien tanto importaba alcanzar la salvación, que no dejaba ni una hora libre para alimentarse al Autor mismo de la salvación y a los que estaban con Él!
Pero a Aquél a quien no deja libre la muchedumbre de los extraños le falta la estima de los suyos. «Al enterarse los suyos, vinieron a llevárselo…» Como no podían comprender la sabiduría de las palabras que oían, creían que había hablado como un enajenado. «… porque se decía que estaba fuera de sí.» Por su escasa capacidad, no entienden la palabra de Dios
Los escribas, que habían bajado de Jerusalén, blasfemaban; pero la muchedumbre que viene de aquella ciudad y de otras partes de la Judea y de los pueblos gentiles sigue al Señor. Porque la muchedumbre del pueblo judío había de precederle a Jerusalén en el tiempo de la pasión con palmas y cánticos de alabanza, mientras que los gentiles deseaban verle, y los escribas y fariseos trataban de su muerte.
Fuente: Newss.Va
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