miércoles, 9 de diciembre de 2015

Bendice, alma mía, al Señor.



Sal 102, 1-2. 3-4. 8 y 10

Bendice, alma mía, al Señor.
Bendice, alma mía, al Señor, 
y todo mi ser a su santo nombre. 
Bendice, alma mía, al Señor, 
y no olvides sus beneficios.
Bendice, alma mía, al Señor.
Él perdona todas tus culpas 
y cura todas tus enfermedades; 
él rescata tu vida de la fosa 
y te colma de gracia y de ternura.
Bendice, alma mía, al Señor.
El Señor es compasivo y misericordioso, 
lento a la ira y rico en clemencia; 
no nos trata como merecen nuestro pecados 
ni nos paga según nuestras culpas.
Bendice, alma mía, al Señor.

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