miércoles, 18 de noviembre de 2015

Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.

Sal 16, 1. 5-6. 8 y 15 

Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.
Señor, escucha mi apelación, 
atiende a mis clamores, 
presta oído a mi súplica, 
que en mis labios no hay engaño.
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, 
y no vacilaron mis pasos. 
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; 
inclina el oído y escucha mis palabras.
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.
Guárdame como a las niñas de tus ojos, 
a la sombra de tus alas escóndeme. 
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, 
y al despertar me saciaré de tu semblante.
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.

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