Sal
16, 1. 5-6. 8 y 15
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.
Mis pies
estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.
Guárdame
como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.
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