sábado, 7 de noviembre de 2015

Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Sal 144, 2-3. 4-5. 10-11 
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Día tras día, te bendeciré 
y alabaré tu nombre por siempre jamás. 
Grande es el Señor, merece toda alabanza, 
es incalculable su grandeza.
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Una generación pondera tus obras a la otra, 
y le cuenta tus hazañas. 
Alaban ellos la gloria de tu majestad, 
y yo repito tus maravillas.
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, 
que te bendigan tus fieles; 
que proclamen la gloria de tu reinado, 
que hablen de tus hazañas.

Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

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