"Si no somos capaces de unir
la compasión a la justicia, terminamos siendo inútilmente severos y
profundamente injustos"
El Papa pide a los
sinodales "abrazar" las relaciones "de las que brotan
dificultades, resentimientos y rupturas"
dLa Iglesia se construye caminando, confiando, amando, comprendiendo. Sin
preguntar de dónde vienes. Como hizo Jesús resucitado con losdiscípulos de Emaús. No fue casualidad que Francisco
eligiera este pasaje evangélico para su reflexión durante la multitudinariavigilia previa al Sínodo de la Familia que tuvo
lugar en el atardecer romano. Con una fuerte llamada a una Iglesia "casa
abierta y acogedora", y con una advertencia a los padres sinodales: "Si no somos capaces de unir la compasión a la justicia, terminaremos
siendo seres inútilmente severos y profundamente injustos".
Quien tenga oídos, que oiga.
Decenas de miles de personas encendieron sus velas en la plaza de San
Pedro. Antes de la llegada del Papa, se sucedieron -en una magnífica
organización- testimonios de jóvenes, matrimonios, grupos familiares de todo el
mundo, que se intercalaron con vídeos de las catequesis sobre la familia que el
Papa ha ido desarrollando a lo largo de las últimas audiencias generales.
"Que seamos constructores de luz
en un mundo renovado por tu amor", pidió el Papa al comienzo de
la oración. Ya en su alocución, recordó cómo el miedo puede paralizar incluso
al más santo, evocando el pasaje de Elías, que "tuvo miedo, se levantó y
se fue para poner a salvo su vida". Y, sin embargo, "la gracia de
Dios no levanta la voz, es un rumor que llega a cuantos están dispuestos a
escuchar la suave brisa: los exhorta a salir, a regresar al mundo, a ser testigos del amor de Dios por el hombre, para que el mundo
crea".
Recordando la vigilia del pasado año,
Bergoglio señaló que "esta noche, nuestra oración no puede ser
diferente". Haciendo suyas palabras del Patriarca Atenágoras, el Papa
pidió el auxilio del Espíritu Santo, pues sin él "Dios resulta lejano, Cristo permanece en el pasado, la
Iglesia se convierte en una simple organización, la autoridad se transforma en
dominio, la misión en propaganda, el culto en evocación y el actuar de los
cristianos en una moral de esclavos".
"Oremos, pues, para que el Sínodo que se abre mañana sepa reorientar la
experiencia conyugal y familiar hacia una imagen plena del hombre;
que sepa reconocer, valorizar y proponer todo lo bello, bueno y santo que hay
en ella; abrazar las situaciones de vulnerabilidad que la ponen a prueba:
la pobreza, la guerra, la enfermedad, el luto, las relaciones laceradas y
deshilachadas de las que brotan dificultades, resentimientos y rupturas; que
recuerde a estas familias, y a todas las familias, que el Evangelio sigue
siendo la «buena noticia» desde la que se puede comenzar de nuevo", clamó
el Papa, invitando a "construir el futuro de la comunidad eclesial y de la
ciudad del hombre".
Jesús vivió y creció en una familia
"como tantas otras, asentada en una aldea insignificante de la periferia
del Imperio", reflexionó el Santo Padre, quien evocó el ejemplo de vida de Charles de Foucald para defender "la cercanía
fraterna y solidaria a los más pobres y abandonados" que, "a fin de
cuentas, son precisamente ellos los que nos evangelizan, ayudándonos a crecer
en humanidad".
"La familia es lugar de santidad
evangélica", añadió el Papa, "lugar de gratuidad, de presencia
discreta, fraterna, solidaria, que nos enseña a salir de nosotros
mismos para acoger al otro, a perdonar y ser perdonados".
Por ello, reclamó a los padres sinodales
"volver a Nazaret" para que el Sínodo, "más que hablar sobre la
familia, sepa aprender de ella, en la disponibilidad a reconocer
siempre su dignidad, su consistencia y su valor, no obstante las muchas
penalidades y contradicciones que la puedan caracterizar".
Para constuir "una Iglesia que es madre, capaz de engendrar la vida y atenta a
comunicar continuamente la vida, a acompañar con dedicación, ternura
y fuerza moral", porque, y aquí el meollo de su intervención, "si no
somos capaces de unir la compasión a la justicia, terminamos siendo seres inútilmente
severos y profundamente injustos".
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