18 años de la muerte de la santa de los
pobres
En el Angelus del
domingo día 6 de septiembre, el Papa Francisco, junto con temas tan tristemente
actuales como el drama de los refugiados sirios en busca de de alojamiento, recordó haber sido, el día anterior, el
aniversario de la muerte de la Madre Teresa de Calcuta.
Hizo bien, ni que decir
tiene, el primer Papa jesuita latinoamericano y otras cosas más, todas
positivas que le han granjeado la simpatía de medio mundo y del otro medio, con
evocar la imagen viva de la Madre Teresa de Calcuta y del mundo entero. ¡Y muy hasta de
España, ni que decir tiene!
Sus hijas, Misioneras
de la Caridad, están presentes en España (Madrid, Barcelona, Sabadell, Murcia) con una
presencia activa y ejemplar que se remonta a momentos (1982) en que la Madre
Teresa fuera distinguida con el Nobel de la Paz.
Las Misioneras de la
Caridad están presentes y... "actuantes" en España con religiosas
indias y de otras procedencias. Por supuesto, con bastantes de ellas también
españolas. De hecho un cierto número de Misioneras de
la Caridad españolas, formadas aquí, han sido destinadas y desempeñan generosamente la misión
que ha establecido, para sus hijas, la ya declarada beata que en vida gozó fama
sincera de santa, Madre Teresa de Calcuta.
Lo dicho: en el Angelus
del Domingo día 6, el Papa Francisco recordó que el día anterior se había
celebrado el décimoctavo aniversario de la muerte de la Madre Teresa. Algunos
que lo escucharon confesaron haber sospechado que al generoso,
bueno y muy sincero Papa que se presentó, el día de su elección,
como "llegado del fin del mundo", se le fuera a escapar el anuncio de
que al término del Año de la Misericordia la Madre Teresa de
Calcuta sería declarada santa.
Lo cual, dicho sea en confianza, tampoco es urgente. A la Madre Teresa, lo
mismo que en otro momento al Papa Juan XXIII, los buenos cristianos (¡y acaso
los que no lo son!) no esperan a la declaración oficial desde Roma para
considerarla santa ya que, en el "foro interno", lo es para todos.
La tarde anterior al
anuncio del Papa -el sábado 5 de septiembre- la memoria de la Fundadora de las
Misioneras de la Caridad había sido objeto de homenajes íntimos y auténticos por parte de muchos que no han dejado de venerarla desde que aún estaba
viva, pero aún más después de su muerte.
Sus Hijas, que siguen aumentando y cumpliendo la Regla de Vida que les
enseñó su Madre Fundadora, la veneran con humilde y fiel discreción mientras
tan humilde y discreta veneración es compartida por muchos que no dejan de
recordarla.
El día antes de que el
Papa Francisco evocara el recuerdo de la Madre Teresa, sólo en Madrid, en un
ambiente que respira el perfume de santidad de la Madre Fundadora a través de
sus hijas y devotos, tuvo lugar una evocación espiritual, auténtica e íntima
de la Madre Teresa. Oraciones sencillas, espontáneas y sinceras; cantos ejecutados con buen
gusto y armonía exquisita por un coro juvenil mixto de Majadahonda (CMT: Campos
de Misioneros de Trabajo).
Se trató de un acto protagonizado como mínimo por un millar aproximado de
personas, en gran parte jóvenes, acudidos con espontaneidad, sin que hubiese
estado precedido por ninguna ruidosa convocación.
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