Si la organización del trabajo
mantiene como rehén a la familia y obstaculiza su camino,
quiere decir que la sociedad humana ha empezado a trabajar contra sí misma,
advirtió el Santo Padre, invitando a no perder la esperanza:
Familias cristianas no se
desanimen – no se sientan como David y Goliat, pues todos sabemos cómo acabó
ese desafío
Ante el momento difícil que
vivimos en la historia de la humanidad, en el que se quiere impulsar el afán
del provecho económico del trabajo, por encima de la familia, el Papa Francisco
– en su catequesis central en italiano y como es tradicional sintetizada en
otras lenguas – hizo hincapié en el gran desafío y misión de las familias
cristianas:
«En este momento difícil de nuestra
historia, pidamos al Señor que sostenga a las familias en su vida cotidiana
y en su misión. Que Él les conceda custodiar de forma fiel y valiente los
valores fundamentales de la creación. Que Jesucristo los fortalezca
en la fe, junto con sus familias, para que puedan ser en el mundo signos de su
amor y su misericordia».
Con el trabajo participamos en el
designio creador de Dios de cuidar el mundo. Que el Espíritu Santo nos ayude a
acoger y vivir esta vocación con alegría y esperanza, deseó el Papa:
«Queridos hermanos y hermanas, el
trabajo humano es parte de la creación y prosigue la obra creadora de Dios.
Comprometámonos en acrecentar las oportunidades de trabajo, afirmando la
convicción de que sólo en el trabajo libre creativo, participativo y
solidario el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su propia
vida».
El Santo Padre deseó a los numerosos
fieles de tantas partes del mundo, que su peregrinación a Roma impulse en todos
el sentido de pertenencia a la Iglesia – nuestra familia - los
fortalezca en la fe en Jesucristo, que llama a toda familia a colaborar en la
construcción de un mundo más justo y bello:
«Recuerden que el trabajo puede ser
camino de santidad, si se desarrolla como continuación de la obra creadora de
Dios y es una expresión de amor a los demás, sobre todo a nuestros familiares».
El Papa dirigió un saludo especial a la
Comunidad de Taizé en la víspera del aniversario de su fundación y recordó a su
amado fundador:
«Mañana la Comunidad de Taizé cumple
75 años. Deseo dirigir mi saludo acompañado con mi oración a los hermanos, en
el recuerdo de su amado fundador Roger Schutz, del que hemos
recordado el X aniversario de su muerte, hace tres días. ¡Buen camino para la
comunidad de Taizé!»
Coincidiendo su audiencia general con la
fiesta de San Juan Eudes, en sus palabras a los jóvenes, a los
enfermos y a los recién casados, evocó su devoción a los Sagrados Corazones de
Jesús y de María:
«Hoy celebramos la memoria
litúrgica de San Juan Eudes. Que su devoción a los Sagrados Corazones
de Jesús y de María, les enseñe a ustedes, queridos jóvenes, la necesidad
de su intercesión en el camino espiritual. Los aliente, a ustedes queridos
enfermos, a afrontar con fe los momentos de sufrimiento y los estimule a
ustedes, queridos recién casados a educar con amor a los hijos que el Señor les
querrá donar».
(CdM – RV)
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