En el episodio de Betania.
Lágrimas derramadas por las hermanas Marta y María junto a su hermano Lázaro,
muerto y puesto ya hace cuatro días en la sepultura. También Jesús llora. Pero
de aquellas lágrimas del Amigo Divino saltan destellos de victoria, que son el
primer anuncio del misterio de la Pascua.
¡Oh, qué palabras las que se
dijeron Jesús y Marta! La seguridad de la Resurrección y de la vida garantizada
a la humanidad redimida toda entera por virtud de la sangre de Cristo.
"Yo soy la resurrección y
la vida. Quien cree en Mí, aunque hubiere muerto, vivirá. Y todo aquel que vive
y cree en Mí no morirá para siempre".
En realidad, la Pascua —cuyo anuncio
solemne tuvo lugar en Betania— está toda aquí: celebración perenne y renovada
del misterio de Cristo, Rey glorioso e inmortal de los pueblos y de los siglos,
consuelo y alimento para toda la humanidad, por Él redimida y reservada al
triunfo de sus destinos eternos, y también a los triunfos pacíficos dentro de
la humana convivencia y de la ordenada prosperidad sobre la Tierra.
MENSAJE PASCUAL DE SU
SANTIDAD JUAN XXIII .
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