jueves, 25 de junio de 2015

Por la fe y el amor a los hijos hay esposos que siguen dando testimonio de fidelidad al vínculo conyugal, dijo el Papa en la Catequesis

“Por nuestras familias, especialmente por los que pasan por dificultades, para que sepan superar y sanar siempre las heridas que causan división y amargura”, pidió el Obispo de Roma el miércoles 24 de junio de 2015.

En otra Catequesis más sobre la familia el Papa, que anteriormente había considerado la fragilidad de la familia con la pobreza, la enfermedad y la muerte, esta vez propuso reflexionar sobre las heridas que se producen en la misma convivencia familiar. “Se trata –dijo- de palabras, acciones y omisiones que, en vez de expresar amor, hieren los afectos más queridos, provocando profundas divisiones entre sus miembros, sobre todo entre el marido y la mujer”.

Francisco afirmó que “si estas heridas no se curan a tiempo se agravan y se transforman en resentimiento y hostilidad, que recae sobre los hijos. Cuando los adultos pierden la cabeza y cada uno piensa en sí mismo; cuando los padres se hacen daño, el alma de los niños sufre marcándolos profundamente”. Y explicó que esto es así porque “en la familia todo está entrelazado. Los esposos son ‘una sola carne’, de tal manera que todas las heridas y abandonos afectan a la carne viva que son sus hijos. Así se entienden las palabras de Jesús sobre la grave responsabilidad de custodiar el vínculo conyugal, que da origen a la familia”.

El Sucesor de Pedro expresó que “en algunos casos, la separación es inevitable, precisamente para proteger al cónyuge más débil o a los hijos pequeños”. Pero que no faltan “los casos en que los esposos, por la fe y el amor a los hijos, siguen dando testimonio de su fidelidad al vínculo en el que han creído”. jesuita Guillermo Ortiz - RADIO vATICANA

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