Enseñen a rezar rezando, anuncien la fe creyendo, den testimonio con la
vida: no se avergüencen del Nombre de Cristo y de su Cruz
«¡También ustedes sean ángeles y mensajeros de caridad para los más
necesitados!»
(RV).- Junto con el palio, el Papa Francisco quiso
confiar a los 46 Arzobispos Metropolitanos, nombrados este año, una
llamada a la oración, a la fe y al testimonio.
Sin olvidar «las atroces, inhumanas e inexplicables persecuciones, que
desgraciadamente perduran todavía hoy en muchas partes del mundo, a menudo bajo
la mirada y el silencio de todos», el Obispos de Roma quiso «venerar la
valentía de los Apóstoles y de la primera comunidad cristiana, la valentía
para llevar adelante la obra de la evangelización, sin miedo a la muerte y al
martirio, en el contexto social del imperio pagano; venerar su vida cristiana
que, para nosotros creyentes de hoy, constituye una fuerte llamada a la
oración, a la fe y al testimonio».
El Papa Francisco, presidiendo la celebración de la solemnidad de los
santos Apóstoles Pedro y Pablo, patronos principales de la Iglesia de
Roma, destacó en su homilía que el palio entregado a los Arzobispos Metropolitanos
«es un signo que representa a la oveja que el pastor lleva sobre sus
hombros como Cristo, Buen Pastor» y es «signo litúrgico de
la comuniónque une a la Sede de Pedro y su Sucesor con los metropolitanos
y, a través de ellos, con los demás obispos del mundo» (Benedicto XVI,
Ángelus, 29 junio 2005).
El Santo Padre recordó asimismo que «la Iglesia los quiere hombres
de oración, maestros de oración, que enseñen al pueblo que les ha sido
confiado por el Señor que la liberación de toda cautividad es solamente obra de
Dios y fruto de la oración, que Dios, en el momento oportuno, envía a
su ángel para salvarnos de las muchas esclavitudes y de las innumerables
cadenas mundanas».
«Cuántas fuerzas, a lo largo de la historia, han intentado – y siguen
intentando – acabar con la Iglesia, desde fuera y desde dentro, pero todas
ellas pasan y la Iglesia sigue viva y fecunda», señaló el Sucesor de Pedro e hizo
hincapié en que la Iglesia es del Señor
Y recordando que «la Iglesia los quiere hombres de fe, maestros de fe,
que enseñen a los fieles a no tener miedo de los muchos Herodes que los afligen
con persecuciones, con cruces de todo tipo», reiteró que «ningún
Herodes es capaz de apagar la luz de la esperanza, de la fe y de la caridad de
quien cree en Cristo».
«La Iglesia los quiere hombres de testimonio». «No hay testimonio sin una vida
coherente. Hoy no se necesita tanto maestros, sino testigos valientes,
convencidos y convincentes, testigos que no se avergüencen del Nombre
de Cristo y de su Cruz, ni ante leones rugientes ni ante las potencias de
este mundo, a ejemplo de Pedro y Pablo y de tantos otros testigos a lo
largo de toda la historia de la Iglesia, testigos que, aun perteneciendo a diversas
confesiones cristianas, han contribuido a manifestar y a hacer crecer el
único Cuerpo de Cristo».
En este contexto, el Obispo de Roma destacó con mucho agrado la presencia
de la «Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, enviada por
el querido hermano Bartolomé I».
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