Decía el cardenal Ratzinger, quien luego fue el Papa Benedicto XVI: Una
iglesia, sin la presencia de Cristo, se halla, de algún modo, muerta; aunque
pretenda invitar a los hombres a la oración. Pero, una iglesia, en la cual hay
un sagrario, ante el cual luce la lamparita, está siempre viva y es algo más
que una edificación de piedra.
El Papa Juan Pablo II
decía que Jesús Eucaristía es el corazón palpitante de la Iglesia, el centro de
nuestra vida. Por eso, nunca dejemos solo a Jesús, hagamos
turnos de adoración en las iglesias, construyamos capillas hermosas a Jesús
sacramentado, donde esté permanentemente Expuesto en la custodia, rodeémoslo de
flores y de luces para que sintamos más de cerca su amor y su presencia, y nos
resulte más fácil decirle que lo amamos.
Cuantas más veces visites a Jesús sacramentado, más robusta estará tu alma.
¡Qué momentos tan sublimes puedes pasar delante de Jesús! La luz roja del
sagrario parpadea como si fuera un corazón, que late de amor por Jesús. No seas
menos que la lamparita, haz que tu corazón vibre de amor por Jesús, déjate
bañar por su luz invisible y dile muchas veces: Jesús te amo. No olvides las
palabras que tu ángel te inspira y que Marta le dijo a su hermana María: El
Maestro está ahí y te llama (Jn 11, 28).
Por eso, veamos
algunas cosas que podrían mejorar la oración:
1) Algunos días, se puede poner una bonita música de fondo durante la oración.
2) Se pueden colocar más luces y flores ante el sagrario para resaltar la presencia viva de Jesús.
3) Se puede hacer la oración ante el Santísimo Expuesto en la custodia para sentir más cercana su presencia.
1) Algunos días, se puede poner una bonita música de fondo durante la oración.
2) Se pueden colocar más luces y flores ante el sagrario para resaltar la presencia viva de Jesús.
3) Se puede hacer la oración ante el Santísimo Expuesto en la custodia para sentir más cercana su presencia.
Ciertamente, orar ante
Jesús Expuesto en la custodia con flores y luces especiales, nos llega más al
alma. Ojalá que en todas las parroquias del mundo hubiera capillas de adoración
perpetua a Jesús sacramentado. La experiencia enseña que estas capillas de
adoración dan más facilidad a los fieles para acercarse a Jesús y allí se
siente más intensamente su presencia real.
Un sacerdote me decía
que en una parroquia habían construido una bella capilla al Santísimo Sacramento
para adorarlo durante el día. Y consiguió que todos los días fuera mucha gente
a visitar a Jesús con enormes bendiciones para todos. Pero él mismo que, antes
se dormía o se distraía fácilmente en su oración personal, iba ante Jesús
Expuesto en la custodia y sentía su presencia más cercana, viva y real. Para
él, el orar ante Jesús Expuesto en la custodia, resultó ser una fuente inmensa
de bendiciones jamás antes conocidas.
Del libro “La oración del corazón”, por
el Padre Ángel Peña.
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