domingo, 3 de mayo de 2015

Jesús Eucaristía es el corazón palpitante de la Iglesia

Decía el cardenal Ratzinger, quien luego fue el Papa Benedicto XVI: Una iglesia, sin la presencia de Cristo, se halla, de algún modo, muerta; aunque pretenda invitar a los hombres a la oración. Pero, una iglesia, en la cual hay un sagrario, ante el cual luce la lamparita, está siempre viva y es algo más que una edificación de piedra.

El Papa Juan Pablo II decía que Jesús Eucaristía es el corazón palpitante de la Iglesia, el centro de nuestra vida. Por eso, nunca dejemos solo a Jesús, hagamos turnos de adoración en las iglesias, construyamos capillas hermosas a Jesús sacramentado, donde esté permanentemente Expuesto en la custodia, rodeémoslo de flores y de luces para que sintamos más de cerca su amor y su presencia, y nos resulte más fácil decirle que lo amamos.
Cuantas más veces visites a Jesús sacramentado, más robusta estará tu alma. ¡Qué momentos tan sublimes puedes pasar delante de Jesús! La luz roja del sagrario parpadea como si fuera un corazón, que late de amor por Jesús. No seas menos que la lamparita, haz que tu corazón vibre de amor por Jesús, déjate bañar por su luz invisible y dile muchas veces: Jesús te amo. No olvides las palabras que tu ángel te inspira y que Marta le dijo a su hermana María: El Maestro está ahí y te llama (Jn 11, 28).
Por eso, veamos algunas cosas que podrían mejorar la oración:
1) Algunos días, se puede poner una bonita música de fondo durante la oración.
2) Se pueden colocar más luces y flores ante el sagrario para resaltar la presencia viva de Jesús.
3) Se puede hacer la oración ante el Santísimo Expuesto en la custodia para sentir más cercana su presencia.
Ciertamente, orar ante Jesús Expuesto en la custodia con flores y luces especiales, nos llega más al alma. Ojalá que en todas las parroquias del mundo hubiera capillas de adoración perpetua a Jesús sacramentado. La experiencia enseña que estas capillas de adoración dan más facilidad a los fieles para acercarse a Jesús y allí se siente más intensamente su presencia real.

Un sacerdote me decía que en una parroquia habían construido una bella capilla al Santísimo Sacramento para adorarlo durante el día. Y consiguió que todos los días fuera mucha gente a visitar a Jesús con enormes bendiciones para todos. Pero él mismo que, antes se dormía o se distraía fácilmente en su oración personal, iba ante Jesús Expuesto en la custodia y sentía su presencia más cercana, viva y real. Para él, el orar ante Jesús Expuesto en la custodia, resultó ser una fuente inmensa de bendiciones jamás antes conocidas.
Del libro “La oración del corazón”, por el Padre Ángel Peña.

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