viernes, 13 de marzo de 2015

Dos años con Francisco: La emoción de aquel día

Hoy festejamos el segundo aniversario de la elección del Papa Francisco. Revivamos brevemente la emoción de aquel día:

“Annuntio vobis gaudium magnum; habemus Papam: Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum Georgium Marium Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio qui sibi nomen imposuit Franciscum”.

En efecto, el miércoles 13 de marzo del año 2013, con gran emoción resonaban en todo el mundo las palabras del Cardenal protodiácono, Jean Louis Tauran, quien anunciaba la elección del nuevo Pontífice en la persona del Cardenal Jorge Mario Bergoglio, que decidió tomar el nombre de Francisco.
Tras la espera necesaria y ante una Plaza de San Pedro abarrotada de fieles y peregrinos el Papa Francisco, antes de impartir su bendición Urbi et Orbi, es decir, a la ciudad y al mundo, saludaba con las siguientes palabras:
Hermanos y hermanas, buenas tardes.
Saben que el deber del cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos Cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo..., pero aquí estamos. Les agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo. Gracias. Y ante todo, quisiera rezar por nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja.
(Padre nuestro. Ave María. Gloria al Padre).
Y ahora, comenzamos este camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad. Deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan hermosa. Y ahora quisiera dar la Bendición, pero antes, antes, les pido un favor: antes que el Obispo bendiga al pueblo, les pido que ustedes recen para el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la Bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de ustedes por mí....
Ahora daré les la Bendición a ustedes y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
(Bendición).
Hermanos y hermanas, los dejo. Muchas gracias por su acogida. Recen por mí y hasta pronto. Nos veremos pronto. Mañana quisiera ir a rezar a la Virgen, para que proteja a toda Roma. Buenas noches y que descansen.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

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