El Señor está en camino con nosotros para ablandar nuestro corazón y solo
con un corazón humilde como el de María podemos acercarnos a Dios. Adán y Eva,
cediendo a la seducción de Satanás, creyeron ser como Dios. Esa "soberbia
suficiente" hace que se alejen del paraíso. Pero el Señor no los deja
caminar solos porque les hace una promesa de redención y camina con ellos. El
Señor acompañó la humanidad en este largo camino. Ha hecho un pueblo. Estaba
con ellos. Y ha recordado que ese camino que comenzó con una desobediencia,
termina con una obediencia, con el sí de María al anuncio del ángel.
El nudo que ha hecho Eva con su
desobediencia, lo ha desatado María con su obediencia, es un camino en el cual
las maravillas de Dios se multiplican.
El Señor está en camino con su pueblo. Y
¿por qué caminaba con su pueblo, con tanta ternura? Para ablandar nuestro
corazón. Explícitamente Él lo dice: 'Yo haré de tu corazón de piedra un corazón
de carne'. Ablandar nuestro corazón para recibir esa promesa que había hecho en
el paraíso. Para un hombre ha entrado el pecado, para otro viene la salvación.
Y este camino tan largo nos ayudó a otros nosotros a tener un corazón más
humano, más cercano a Dios, no tan soberbio, no tan suficiente.
(Cf
Homilía de S.S. Francisco, 25 de marzo de 2014, en Santa Marta).
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