- No juzgues a la persona sino el acto
Cuando alguien comete un error o una falta, así
lo haya hecho ya muchas veces, no etiquetes a la persona con un adjetivo ligado
a este error. Es decir, si alguien te engaña, no digas: “ese es un mentiroso”,
sino que míralo de la siguiente manera: “cometió un engaño”. Separar a la
persona del acto es indispensable para evitar los rencores y odios.
- Buenos pensamientos a las malas acciones
Normalmente, al momento en que somos ofendidos
pensamos inmediatamente en la manera de responder a esa agresión, sin embargo
hemos de intentar todo lo contrario, responder el mal con el bien, procurando
no sólo deshacernos del rencor, sino pedir a Dios por esta persona, y en su
momento, a ser possible, aconsejarla. En otras palabras, no a la venganza.
- Tómate tu tiempo
Cuando percibas una falta en contra tuya, no
reacciones de inmediato. Busca un lugar tranquilo para calmarte y poner la
situación desde una perspectiva realista. En la gran mayoría de las ocasiones
los problemas se suscitan por falta de entendimiento en la comunicación entre
dos personas, por lo que buscar el diálogo es fundamental, pero una vez
habiendo apartado los sentimientos.
- Cree el bien que oyes y sólo el mal que ves
No te dejes influir porque alguien te dijo un
chisme. Lo bueno que escuches de ti y de la gente créelo todo, pero lo malo
sólo si en verdad lo compruebas. Nunca tomes una postura de alguien por la
recomendación de un tercero. Ten el valor suficiente para acercarte a la
persona en cuestión y averiguar si verdaderamente es lo que parece.
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