jueves, 4 de diciembre de 2014

Los santos escondidos de todos los días dan esperanza, dijo el Papa

Hay tantos santos escondidos, hombres, mujeres, padres y madres de familia, enfermos, sacerdotes, que ponen en práctica todos los días el amor de Jesús y esto da esperanza: es cuanto dijo el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

Es verdaderamente cristiano quien pone en práctica la Palabra de Dios. No basta decir que se tiene fe. Al comentar el Evangelio sobre la casa construida sobre la roca o sobre la arena, Francisco invitó a no ser “cristianos de apariencia”, cristianos disfrazados, porque apenas cae un poco de lluvia el truco desaparece. Non basta – dijo el Papa – pertenecer a una familia muy católica o a una asociación o ser un benefactor, si no se sigue después la voluntad de Dios.

Tantos cristianos de apariencias” –  observó el Santo Padre – “caen ante las primeras tentaciones”, porque “no hay sustancia allí”, han construido sobre la arena. En cambio, hay tantos santos “en el pueblo de Dios –   no necesariamente canonizados, sino santos – tantos hombres y mujeres” que “ponen en práctica el amor de Jesús. Tantos”. Que han construido su casa sobre la roca, que es Cristo:

“Pensemos en los más pequeños, eh. En los enfermos que ofrecen sus sufrimientos por la Iglesia, por los demás. Pensemos en tantos ancianos solos, que rezan y ofrecen. Pensemos en tantas madres y padres de familia que llevan adelante con tanta fatiga su familia, la educación de los hijos, el trabajo cotidiano, los problemas, pero siempre con la esperanza en Jesús, que no se pavonean, sino que hacen lo que pueden”.
¡Son los “santos de la vida cotidiana!”, exclamó el Papa:

“Pensemos en tantos sacerdotes que no se hacen ver pero que trabajan en sus parroquias con tanto amor: la catequesis a los niños, la atención a los ancianos, a los enfermos, la preparación a los recién casados… Y todos los días lo mismo, lo mismo, lo mismo. No se aburren porque en su fundamento está la roca. Es Jesús, esto es lo que da santidad a la Iglesia, ¡esto es lo que da esperanza!”.

Francisco afirmó además que “debemos pensar mucho en la santidad escondida que existe en la Iglesia”. “Cristianos que permanecen en Jesús. Pecadores, ¡eh! Todos lo somos. Y también a veces alguno de estos cristianos comete algún pecado grave, pero se arrepienten, piden perdón, y esto es grande: la capacidad de pedir perdón, de no confundir pecado con virtud, de saber bien dónde está la virtud y dónde está el pecado. Estos están fundados sobre la roca y la roca es Cristo. Siguen el camino de Jesús, lo siguen a Él”.

“Los soberbios, los vanidosos, los cristianos de apariencia –  subrayó el Papa Bergoglio  – serán derribados, humillados”, mientras “los pobres serán aquellos que triunfarán, los pobres de espíritu, los que ante Dios se sienten una nada, los humildes, y llevan adelante la salvación poniendo en práctica la Palabra del Señor”.

“Hoy estamos, mañana no estaremos” –  dijo el Papa citando a San Bernardo: “Piensa, hombre, qué será de ti: comida para gusanos”. “Nos comerán los gusanos, a todos” – recordó el Papa – y “si no tenemos esta roca, terminaremos aplastados”:

“En este tiempo de preparación a la Navidad pidamos al Señor que estemos fundados firmemente en la roca que es Él. Nuestra esperanza es Él. Nosotros somos todos pecadores, somos débiles pero si ponemos la esperanza en Él podremos ir adelante. Y ésta es la alegría de un cristiano: saber que en Él está la esperanza, está el perdón, está la paz, está la alegría. Y no poner nuestra esperanza en cosas que hoy están y mañana no estarán”.
(María Fernanda Bernasconi - RV). 


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