Todo cristiano, cualquiera que sea su vocación, debe saber perdonar siempre
y no dar jamás escándalo, porque el “escándalo destruye la fe”. Son palabras
del Papa Francisco comentando las lecturas bíblicas de la Misa matutina,
celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Mejor arrojarse al mar con una piedra
atada al cuello. Jesús, prefiere una imagen cruda a cualquier otra expresión
endulzada, cuando dice a sus discípulos que cosa piensan de quienes dan
escándalo a los otros, especialmente si son indefensos. El Papa Francisco
estructura su homilía centrándose en el pasaje del Evangelio de Lucas,
enunciando tres palabras claves: escándalo, perdón y fe. “Ay de aquellos que
escandalizan”, afirma perentorio Cristo, mientras en el pasaje de la Carta a
Tito, San Pablo da indicaciones precisas sobre cómo debe ser el estilo de vida
de un sacerdote – no violento, sobrio – en una palabra “irreprensible”, mejor
dicho lo contrario al escándalo. Pero esto, afirma el Papa, vale para todos los
cristianos. Escándalo, agrega el Pontífice, “es decir y profesar un estilo de
vida – ‘soy cristiano’ – y luego vivir como pagano, que no cree en nada”. Esto
da escándalo “porque falta el testimonio”, mientras “la fe confesada – subraya
el Papa Francisco – es vida vivida”:
“Cuando un cristiano o una cristiana, que
va a la iglesia, que va a la parroquia, no vive así, escandaliza. Pero cuantas
veces hemos escuchado: ‘Pero yo no voy a la Iglesia – hombres y mujeres –
porque es mejor ser honesto en casa y no ir como aquel o aquella que van a la
Iglesia y luego hacen esto, esto, esto…’ ¡El escándalo destruye, destruye la
fe! Y por esto Jesús es tan fuerte: ‘!Estén atentos! !Estén atentos!’. Y esto
nos hará bien repetirlo hoy: !Estén atentos a ustedes mismos!. Todos nosotros
somos capaces de escandalizar”.
Del mismo modo y al contrario, todos
deberíamos saber perdonar. Y perdonar “siempre”, insiste el Papa haciendo eco
de las palabras de Cristo, que invita a hacerlo incluso “siete veces en un día”
si quien nos ha hecho una falta nos los pide arrepentido. Jesús, observa el
Papa Francisco, “exagera para hacernos entender la importancia del perdón”,
porque “un cristiano que no es capaz de perdonar, escandaliza: no es
cristiano”:
“Debemos perdonar, porque somos
perdonados. Y esto está en el Padre nuestro: Jesús nos lo ha enseñado ahí. Y
esto no se entiende en la lógica humana, la lógica humana te lleva a no
perdonar, a la venganza; te lleva al odio, a la división. Cuántas familias
divididas por no perdonarse: ¡cuántas familias! Hijos alejados de sus padres,
marido y mujer alejados… es tan importante pensar en esto: si yo no perdono no
tengo, parece que no tengo derecho – parece – de ser perdonado o no he
entendido que cosa significa que el Señor me haya perdonado. Esta es la segunda
palabra, perdón”.
Se entiende entonces, concluye el Papa
Francisco, “porque los discípulos, escuchando estas cosas, le dijeron al Señor:
‘Auméntanos la fe’”:
“Sin la fe no se puede vivir sin
escandalizar y siempre perdonando. Solamente la luz de la fe, de aquella fe que
nosotros hemos recibido. De la fe en un Padre misericordioso, de un Hijo que ha
dado su vida por nosotros, de un Espíritu que está dentro de nosotros y nos
ayuda a crecer, la fe en la Iglesia, la fe en el pueblo de Dios, bautizado,
santo. Y esto es un don, la fe es un regalo. Ninguno con los libros, asistiendo
a conferencias, puede tener la fe. La fe es un regalo de Dios que te dan y por
esto los apóstoles pedían a Jesús: ‘Auméntanos la fe’”.
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