Del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús iba caminando por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
En aquel tiempo, Jesús iba caminando por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
Meditación del Papa Francisco
La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones.
La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones.
Por ejemplo, la especial atención femenina hacia
los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la
maternidad.
Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades
pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas,
de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica.
Pero
todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más
incisiva en la Iglesia.
Porque "el genio femenino es necesario en todas
las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia
de las mujeres también en el ámbito laboral" y en los diversos lugares
donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las
estructuras sociales. (S.S. Francisco, exhortación
apostólica Evangelii gaudium n. 103)
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