El día
de hoy es para nosotros sagrado, porque en él celebramos el martirio de los
santos apóstoles Pedro y Pablo. No nos referimos, ciertamente, a unos mártires
desconocidos. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe
su lenguaje. Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que
habían visto y, con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta
morir por ella. [...]
El
Señor Jesús, antes de su pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los
que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó
la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él
solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar
estas palabras: Te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves
las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. [...]
En
este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a
Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los
discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que
Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la
unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es
porque Pedro es el primero entre los apóstoles. No te entristezcas, apóstol;
responde una vez, responde dos, responde tres. Venza por tres veces tu
profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres
veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el
amor lo que habías ligado por el temor. A pesar de su debilidad, por primera,
por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro.
En un solo día celebramos el martirio de los dos apóstoles.
Es que ambos eran en realidad una sola cosa, aunque fueran martirizados en días
diversos. Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de
hoy, sagrado para nosotros por la sangre de los apóstoles. Procuremos imitar su
fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina.
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