
¡Oh, qué palabras las que se dijeron Jesús y
Marta! La seguridad de la Resurrección y de la vida garantizada a la humanidad
redimida toda entera por virtud de la sangre de Cristo.
"Yo soy la resurrección y la vida. Quien
cree en Mí, aunque hubiere muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en Mí
no morirá para siempre". En realidad, la Pascua —cuyo anuncio solemne tuvo
lugar en Betania— está toda aquí: celebración perenne y renovada del misterio
de Cristo, Rey glorioso e inmortal de los pueblos y de los siglos, consuelo y
alimento para toda la humanidad, por Él redimida y reservada al triunfo de sus
destinos eternos, y también a los triunfos pacíficos dentro de la humana
convivencia y de la ordenada prosperidad sobre la Tierra.
MENSAJE PASCUAL DE SU SANTIDAD JUAN XXIII .
Domingo 2 de abril de 1961
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