Juan Pablo II, Mensaje a la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada
Virgen María del Monte Carmelo

El profeta Elías arde en celo por el Señor (cf.
1 R 19, 10); se pone en marcha hacia el monte Horeb y, aunque se siente
cansado, sigue caminando hasta alcanzar la meta. Sólo al término de su arduo
itinerario encuentra al Señor en el susurro de una brisa suave (cf. 1 R 19,
1-18).
Contemplando su ejemplo, los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo comprenden más profundamente que sólo quien se mantiene entrenado para escuchar a Dios e interpretar los signos de los tiempos es capaz de encontrar al Señor y reconocerlo en los acontecimientos diarios. Dios habla de muchos modos, incluso a través de realidades que a veces pueden parecer insignificantes.
Contemplando su ejemplo, los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo comprenden más profundamente que sólo quien se mantiene entrenado para escuchar a Dios e interpretar los signos de los tiempos es capaz de encontrar al Señor y reconocerlo en los acontecimientos diarios. Dios habla de muchos modos, incluso a través de realidades que a veces pueden parecer insignificantes.

No hay comentarios:
Publicar un comentario