En el dolor, en el sufrimiento, en la angustia siempre estás Tú, Dios mio.
En los ancianos que agonizan, estás Tú, Dios mío.
En las personas que pasean con la mirada perdida por esos largos pasillos, estás Tú, Dios mío.
En esos hombres y mujeres que sufren en silencio, la ausencia de unos familiares que les tomen de la mano, en los momentos de dolor, estás Tú, Dios mío.
En las enfermeras.
En los médicos.
Estás Tú, sufriendo con los que sufren.
Llorando con los que lloran.
Consolando a los tristes y ayudando a los que consuelan.
Dando esperanza a los desesperados y alegría a los tristes.
Gracias Señor porque siempre estäs con nosotros
No hay comentarios:
Publicar un comentario