martes, 6 de mayo de 2014

YO ME REFUGIO EN TI, SEÑOR



Del salmo 30 (31): 

A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca me vea defraudado!
Líbrame, por tu justicia,
inclina tu oído hacia mí
y ven pronto a socorrerme.

A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame.

A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;
yo confío en el Señor.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.

A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia escondes a tus fieles
de las conjuras humanas.

A tus manos, Señor, encomiento mi espíritu

Sean fuertes y valerosos,
todos los que esperan en el Señor.

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