Durante la Santa Misa
celebrada en el estadio Internacional de Amán, el Papa ha reflexionado sobre el
pasaje del Evangelio en el que se lee la promesa que Jesús hace a sus
discípulos para que el Padre les envíe otro Paráclito que estuviera siempre con
ellos.
“El primer Paráclito es el mismo Jesús; el “otro” es el Espíritu Santo”,
ha dicho. “Jesús es el enviado, lleno del Espíritu del Padre. Ungidos por el
mismo Espíritu, también nosotros somos enviados como mensajeros y testigos de
paz”. El Santo Padre ha dedicado profundas palabras al significado de la paz:
“La paz no se puede comprar, es un don que hemos de buscar con paciencia y
construir ‘artesanalmente’” mediante pequeños y grandes gestos en nuestra vida
cotidiana.
(MZ-RV)
(MZ-RV)
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